El Neomalthusianismo

"Creo que la asimilación de los países latinoamericanos a los Estados Unidos será larga y difícil mientras esos países sigan siendo católicos" Theodore Roosevelt

El siglo XIX se caracteriza por elevado optimismo respecto al progreso humano, pero como hemos comprobado en temas anteriores, también cree en un elevado pesimismo humano. El hombre se ve abocado a una progresivo deterioro y degeneración. En nuestros días este pesimimo humano se prolonga en lo que se llama catastrofismo ecológico.
El neomalthusianismo es la doctrina que, acogiendo el supuesto problema malthusiano de la superpoblación, se propone resolverlo por la reducción artificial de los nacimientos (anticoncepción, aborto y esterilización son los medios principales para consegurilo).
Las estrategias que se plantéa ya las hemos comentado en apartados anteriores:
- Cripto-eugenismo: ocultando los verdaderos planes de eliminación de razas y culturas subdesarrolladas, bajo la máscara del control de la natalidad y sus mecanismos abortivos.
- Revolución sexual como herramienta que rompa la tradicional estructura de relación entre el varón y la mujer en el noviazgo, matrimonio y familia.
La tercera estrategia que aparece es el neomalthusianismo, expresado en un alarmismo demográfico y el catastrofismo ecológico. Actores de esta ideología serán Paul Erhilch al publicar su popular libro “La Bomba demográfica” (1968) donde aportando datos falsos plantea un catastrofismo demográfico mundial. También el Club de Roma, siguiendo intereses de coorporaciones multinacionales publicó un fraudulento informe titulado “Los límites del crecimiento” (1972). Los instrumentos que actuarán de vectores de esta ideología serán los movimientos ecologistas que surgen en los años 70.
La eugenesia se convierte en arma política de los intereses imperialistas de grandes naciones como los Estados Unidos como quedó demostrado al desclasificarse el Memorandum 200 elaborado por Henry Kissinguer.
Las políticas de la ONU y de muchos países se verán influenciadas por estas mentiras, alcanzando el culmen en el Protocolo de Kioto (1997).
La población deja de ser la solución para convertirse en el “problema”. En 1955, Alan Gregg describió, por primera vez, el género humano como un “crecimiento cancerígeno” sobre el planeta Tierra que podría con el tiempo destruirse. En 1960, Raymond B. Cowles propuso una “bonificación para no tener hijos” para ser pagados a los padres potenciales por el gobierno por no tener hijos. En 1964, esta idea fue elaborada por Kenneth E. Boulding en una “licencia comercializable para los bebés”. La unidad para tal licencia sería un “deciniño”, y una acumulación de diez de estas unidades, por la compra, la herencia o donación, titularía a una mujer para tener un hijo legal. En 1967, William y Paul Paddock llegaron incluso más lejos que esto y propusieron un sistema de “triaje, que cancelaría todos los envíos de alimentos estadounidenses a aquellos países que dejen de controlar su “superpoblación”. Ya que “no podían ser salvados”, deberían simplemente ser abandonados a morir, lo más pronto, mejor. La China especialmente mencionada por Paddock como un país donde la inanición masiva tuvo probabilidad del golpe dentro de emnos de un decenio. En 1968, Paul R. Ehrlich apoyó este criterio, comparando a la población mundial como una bomba que va a estallar.

“La aceptación del malthusianismo conduce en los albores del siglo XXI a una serie concatenada de políticas con implantación de injustas medidas legales, inmorales y destructivas socialmente en el ámbito familiar y educativo. No se propone una mejor distribucción de la riqueza generada, ni la educación integral de la persona incidiendo en su vertiente moral y religiosa; ni se plantea el tratar de comprender las realidades demográficas desde unos valores plenamente humanos como son “la dignidad de la persona humana, su trascendencia, la importancia de la familia en cuanto célula fundamental de la sociedad, la solidaridad entre pueblos y naciones, y la vocación de la humanidad a la salvación” Pontificio Consejo para la Familia, 1994.

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1. Boulding y la economía ecológica

Los promotores y fundadores de esta línea de pensamiento son los economistas K.E. Boulding; H. E. Daly y Nicolas Georgescu Rogen y los ecologistas C.S. Hollihg y H. T. Odum. Estos autores contribuyeron con una serie de textos y artículos que jugaron un papel trascendental en el desarrollo de la economía ecológica. A finales de la década de los sesenta, H. E. Daly propone la idea del "Estado Estacionario de la economía" asociado con el objetivo de minimizar el uso de materiales y energía en la economía. Esta fue una contribución esencial al debate del crecimiento. Este autor también escribió extensamente sobre la escala física de la economía, sobre el medio ambiente y los tratados internacionales y los indicadores de bienestar sostenibles (J. Van Den Bergh. 2000).
K.E.Boulding se dio a conocer en la economía ecológica con su ensayo "The Economics of the Coming Spaceship Earth" publicado en 1966. En donde el autor presenta al planeta tierra como una "nave espacial" que parte a realizar un largo viaje, en donde solo tendrá una fuente de energía externa: la energía solar, tendrá unas existencias de recursos dependiendo de su capacidad para almacenar elementos antes de partir, pero, a medida que disminuyan las existencias, también lo hará la esperanza de vida para aquellos que están a bordo de la nave, de no ser, claro está, que encuentren algún modo de reciclar el agua y materiales y generar fuentes de alimento. El trabajo de Boulding destaca la necesidad ver la tierra como un sistema económico cerrado, en el que la economía y el medio ambiente no se caracterizan por tener relaciones lineales, sino por una relación circular. Esta metáfora de la nave espacial refleja las implicaciones del principio del balance de masas y puede también ser vista como una premonición de la visión moderna de los problemas ambientales globales.


"Existen otras ideas realmente extremas tales como las de Kenneth Boulding, Isaac Asimov y Garrett Hardin, que comparan a la Tierra con una nave espacial o con un barco a la deriva. Muchas ideas exponen la situación de si hay suficiente comida para la gente de la élite del barco o la nave. Si no hay suficiente comida para alimentar el excesivo número de gente (los pobres, las masas) ellos deben ser lanzados fuera de la borda (asesinados por guerras o epidemias). Estos "razonamientos" proveen una justificación para controlar la curva del crecimiento poblacional y la destrucción del exceso de población por cualquier medio, incluyendo las guerras, los genocidios, las epidemias, las hambrunas, las depresiones económicas y hasta el terrorismo. Estos razonamientos también proveen justificación para preservar el medio ambiente en una manera extrema (ambientalismo o ecologismo extremista). A partir de esto, nosotros podemos deducir que los conflictos, guerras, genocidios y masacres en Africa, Bosnia y Oriente Medio o en cualquier lugar, jamás serán resueltas. El Ambientalismo o Ecologismo se ha vuelto un pretexto poderoso para implementar depresiones económicas controladas." (Pearce and Turner. 1995)
Boulding recomienda un método para controlar la población, por el simple expediente de crear un mercado de niños. Según Boulding, cada persona tendría derecho a recibir certificados que le permitieran --sumando sus derechos con los de su pareja-- tener un número de hijos igual al de la tasa de reemplazo poblacional. Si la tasa de reemplazo es dos, cada persona recibiría certificados de valor de uno. Estos permisos se podrían negociar en el mercado. Aquellos que tienen más niños se verían obligados a pagar o comprar estas licencias a aquellos que no quisieran tenerlos o se contentaran con un número menor al de la tasa de reemplazo.
El mecanismo de mercado, libre de la intervención burocrática gubernamental, garantizaría de esta forma la existencia de una población constante, y al mismo tiempo tendría efectos sociales secundarios benéficos, ya que tendería a una situación más equitativa en la que los ricos, al tener más niños, se harían más pobres, y los pobres, por el hecho de tener menos niños, se harían más ricos. Además esto significaría una compensación monetaria para las parejas infértiles.

Si la población terrestre continúa duplicando su número cada treinta y cinco años (como lo está haciendo ahora) cuando llegue el año 2.600 se habrá multiplicado por 100.000 (..) ¡La población alcanzará los 630.000.000.000! Nuestro planeta sólo nos ofrecerá espacio para mantenernos de pie, pues se dispondrá únicamente de 3 cm2 por persona en la superficie sólida, incluyendo Groenlandia y la Antártida. Es más, si la especie humana continúa multiplicándose al mismo ritmo, en el 3.550 la masa total de tejido humano será igual a la masa de la Tierra.
Si hay quienes ven un escape en la emigración a otros planetas, tendrán materia suficiente para alimentar esos pensamientos con el siguiente hecho: suponiendo que hubiera 1.000.000.000.000 de planetas habitables en el Universo y se pudiera transportar gente a cualquiera de ellos cuando se estimara conveniente, teniendo presente el actual ritmo de crecimiento cuantitativo, cada uno de esos planetas quedaría abarrotado literalmente y sólo ofrecería espacio para estar de pie allá por el año 5.000. ¡En el 7.000 la masa humana sería igual a la masa de todo el Universo conocido!
Evidentemente, la raza humana no puede crecer durante mucho tiempo al ritmo actual, prescindiendo de cuanto se haga respecto al suministro de alimentos, agua, minerales y energía. Y conste que no digo "no querrá", "no se atreverá" o "no deberá": digo lisa y llanamente "no puede". (Isaac Asimov, Introducción a la Ciencia, Basic Books, 1973)

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2. Garret Hardin y la capacidad de carga de la Tierra

En la segunda mitad del siglo XX, se reivindica el nombre de Malthus para recalcar los daños ecológicos (destrucción de ecosistemas, agotamiento de recursos no renovables) causados por la expansión demográfica mundial. Como muy bien se ha sugerido, el neomalthusianismo reaparece en los momentos cruciales de explosión demográfica.
Uno de estos momentos coincidió con la toma de conciencia de la crisis ambiental moderna y por ello no es de extrañar que la preocupación por el crecimiento poblacional haya acompañado el nacimiento de la reflexión ambiental. El principal vehículo para los temores neomalthusianos pasó a ser el peligro de una catástrofe ambiental. El libro publicado por Fairfied Osborn en 1948, Our Plundered Plant (Nuestro planeta saqueado) y The Limits of the Earth (Los limites de la Tierra) en el 1953, marcó el inicio de esta nueva preocupación que culmina en la década de los sesenta, con una floración de escritos de índole catastrófico ambiental: Rachel Carsons (1963) Silent Spring, Hamilton, Londres. Edición española: La primavera silenciosa, (Grijalvo, 1980) Paul Ehrlich en 1968, The population Bomb (La bomba demográfica), Garret Hardin en 1978, The tragedy of the commons (La tragedia de los bienes comunes), Barry Commoner en 1969 comienza la publicación de la revista Environment y ya había comenzado la publicación en 1958 de Nuclear Information que luego en 1964 pasaría llamarse Scientist and Citizen y en 1966 publica un ensayo de gran éxito acerca de los riesgos implicados en el complejo tecnocientífico contemporáneo, con el título Science and survival (Ciencia y sobrevivencia). Esta literatura arranca de sectores concretos y de problemas medioambientales limitados, pero en muchos esta ya presente el denominador común del crecimiento poblacional como destructor y depredador del medio ambiente, que va a constituir un rasgo del neomalthusianismo.

“Vivimos sometidos al imperio de un principio independiente del tiempo, que ejerce su influencia implacable y universalmente. Este principio está estrechamente relacionado con la ley de oferta y la demanda. Se expresa en una simple razón, en la que uno de los tñerminos sería los recursos de la tierra y el otro sería el número de habitantes, Mientras que el primero es relativamente fijo y está sólo parcialmente sujeto al poder del hombre, el otro es cambiante y puede determinarlo el hombre en buena medida, si es que no del todo. Si somos ciegos para ver esta ley, o si nos engañamos subestimando su poder, podemos estar seguros de una cosa: el género humano pasará por un período de crecientes penalidades; de conflictos y de tiniebla”. Fairfiled Osborne. Los límites de la Tierra. 1956
Garrett Hardin, profesor retirado de biología de la Universidad de California, y uno de los más influyentes teóricos del control de la población en el último tercio del siglo XX. Su ensayo más famoso The Tragedy of the Commons (La tragedia de los comunes), publicado en 1968 en la revista Science y reimpreso veces, ha sido cita obligada de los más entusiastas defensores del control demográfico. El ensayo se ha convertido en un clásico referido a los asuntos del medio ambiente dentro del marco de la población. El término “capacidad de carga de la Tierra” fue popularizado por Garret Hardin donde adoptó la teoría de capacidad de carga, usualmente utilizada para determinar el número de insectos que un ecosistema dado podía soportar, y lo aplicó a la población humana. A partir de la publicación del famoso artículo de Garrett Hardin, la gestión colectiva de los recursos se convirtió en uno de los temas clave de los economistas ambientales y los especialistas en recursos naturales. En este trabajo Hardin sostiene que cuando los recursos son limitados, las decisiones racionales de cada individuo “dan lugar a un dilema irracional para el grupo”, planteando que cada usuario de un bien colectivo tiende a maximizar el uso individualizado de ese recurso en un corto plazo, lo que conduce invariablemente a su sobreexplotación.

“La tragedia de los recursos comunes se desarrolla de la siguiente manera. Imagine un pastizal abierto para todos. Es de esperarse que cada pastor intentará mantener en los recursos comunes tantas cabezas de ganado como le sea posible. Este arreglo puede funcionar razonablemente bien por siglos gracias a que las guerras tribales, la caza furtiva y las enfermedades mantendrán los números tanto de hombres como de animales por debajo de la capacidad de carga de las tierras. Finalmente, sin embargo, llega el día de ajustar cuentas, es decir, el día en que se vuelve realidad la largamente soñada meta de estabilidad social. En este punto, la lógica inherente a los recursos comunes inmisericordemente genera una tragedia. Como un ser racional, cada pastor busca maximizar su ganancia. Explícita o implícitamente, consciente o inconscientemente, se pregunta, ¿cuál es el beneficio para mí de aumentar un animal más a mi rebaño? Esta utilidad tiene un componente negativo y otro positivo. El componente positivo es una función del incremento de una animal. Como el pastor recibe todos los beneficios de la venta, la utilidad positiva es cercana a +1.
El componente negativo es una función del sobrepastoreo adicional generado por un animal más. Sin embargo, puesto que los efectos del sobrepastoreo son compartidos por todos los pastores, la utilidad negativa de cualquier decisión particular tomada por un pastor es solamente una fracción de -1. Al sumar todas las utilidades parciales, el pastor racional concluye que la única decisión sensata para él es añadir otro animal a su rebaño, y otro más... Pero esta es la conclusión a la que llegan cada uno y todos los pastores sensatos que comparten recursos comunes. Y ahí está la tragedia. Cada hombre está encerrado en un sistema que lo impulsa a incrementar su ganado ilimitadamente, en un mundo limitado. La ruina es el destino hacia el cual corren todos los hombres, cada uno buscando su mejor provecho en un mundo que cree en la libertad de los recursos comunes. La libertad de los recursos comunes resulta la ruina para todos” Hardin, Garrett (1968). “La tragedia de los Comunes”

Según Garrett Hardin las comunidades, en las que los humanos tendemos a agruparnos, cumplen la función de conseguir unos bienes determinados, donde aparentemente, estos bienes comunes se consiguen con independencia del grado de participación individual, existiendo la tentación de no contribuir a su conservación. Cuando esta actitud se generaliza, puede provocar el agotamiento o la destrucción de los bienes pertenecientes a la comunidad.
Lo que pertenece a todos en este sentido está en peligro de no ser valorado ni mantenido por nadie. Esa tragedia de los recursos comunes, advierte el autor, está negativamente afectada por la reproducción humana y que de una forma u otra ha sido alimentada por el estado benefactor.

“Si cada familia humana dependiera exclusivamente de sus propios recursos, si los hijos de padres no previsores murieran de hambre, si, por lo tanto, la reproducción excesiva tuviera su propio "castigo" para la línea germinal: entonces no habría ninguna razón para que el interés público controlara la reproducción familiar. Pero nuestra sociedad está profundamente comprometida con el estado de bienestar…
Equilibrar el concepto de libertad de procreación con la creencia de que todo el que nace tiene igual derecho sobre los recursos comunes es encaminar al mundo hacia un trágico destino”. Hardin, Garrett (1968). “La tragedia de los Comunes”

Establece como argumento final la iniciativa de pedir a la raza humana su renuncia a la procreación, como condición para poner fin a la tragedia de los recursos comunes. En virtud de este reclamo el control del sujeto sería total y revestiría la forma coercitiva.

“El aspecto más importante de la necesidad que debemos ahora reconocer es la necesidad de abandonar los recursos comunes, en la reproducción. Ninguna solución técnica puede salvarnos de las miserias de la sobrepoblación. La libertad de reproducción traerá ruina para todos. Por el momento, para evitar decisiones difíciles muchos de nosotros nos encontramos tentados para hacer campañas de concienciación y de paternidad responsable. Podemos resistir la tentación porque un llamado a la actuación de conciencias independientes selecciona la desaparición de toda conciencia a largo plazo, y aumenta la ansiedad en el corto…La única manera en que nosotros podemos preservar y alimentar otras y más preciadas libertades es renunciando a la libertad de reproducción, y muy pronto. ‘La libertad es el reconocimiento de la necesidad’, y es el papel de la educación revelar a todos la necesidad de abandonar la libertad de procreación. Solamente así podremos poner fin a este aspecto de la tragedia de los recursos comunes”. Hardin, Garrett (1968). “La tragedia de los Comunes”

Por las razones ya expuestas, Garret Hardin, postulaba una de las ideas más influyentes entre los nuevos aliados biologistas de Malthus. Si el pueblo puede reproducirse libremente y sus hijos tienen el mismo derecho que todos a los bienes comunes, que son limitados, será imposible evitar que ocurra una tragedia en el planeta, que provocará una destrucción ambiental.
Según Hardin, para quien los proyectos de seguridad social y reforma agraria no tenían sentido en los países en desarrollo, sólo la propiedad privada de los recursos esenciales y una distribución desigual del derecho a la reproducción pueden impedir esa fatalidad.
En la década de los sesenta la conexión entre los problemas de desequilibrio poblacional y disponibilidad de medios de consumo se popularizó a través de la discusión sobre el deterioro del medio ambiente. La literatura especializada forjó un amplio consenso en torno a la idea de que el crecimiento poblacional aproximaba el mundo a una situación límite, que desencadenaría una crisis alimentaria y de muchos otros tipos, entre los que no estaba ausente la crisis ecológica. El libro de Paul Ehrlich, La bomba poblacional (1968) fue el ejemplo más representativo de esta literatura que alertó y sembró el temor sobre las consecuencias que un aumento desmedido de la población representaba para el género humano. El miedo y la ansiedad se extendió entre la opinión pública de los países industrializados respecto del incontrolable crecimiento poblacional del mundo "en desarrollo". Esta obra, que obtuvo un eco muy notable en el mundo desarrollado, asoció el crecimiento poblacional con el problema de las crisis alimentarias, la expansión de la pobreza, su especial impacto sobre los grupos más vulnerables y con el deterioro progresivo del medio ambiente. Esta cadena destructiva en la que se interrelacionaban el crecimiento descontrolado de la población, la crisis alimentaria y el deterioro ambiental era importante porque implicaba que sin políticas de control poblacional, el crecimiento incontrolado de la población no solo conduciría a hambrunas masivas en distintas regiones de mundo sino a la decadencia de los recursos naturales del planeta, afectando a los países ricos y pobres por igual.

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3. Paul Ehrilch y la "bomba" demográfica

Paul R. Ehrlich, un entomólogo de la Universidad de Stanford, quien siendo joven había visto sus campos de mariposas diezmados por culpa del desarrollo de la industria inmobiliaria, escribió en 1968 el éxito de ventas The Population Bomb. Para dar una medida del maltusianismo del libro nada mejor que ver las primeras frases con las que se abre el prólogo:

"La batalla para alimentar a toda la humanidad se ha acabado [...] En la década de los 70 y 80, centenares de millones de personas se morirán de hambre a pesar de cualquier programa de choque que se emprenda ahora. A estas alturas nada puede impedir un sustancial incremento en la tasa de mortalidad mundial, aunque muchas vidas podrían ser salvadas mediante drásticos programas para ampliar la capacidad de la tierra incrementando la producción alimentaria y distribuyendo más equitativamente el alimento disponible. Pero estos programas sólo proporcionaran un aplazamiento a menos que se acompañen con esfuerzos decididos y exitosos de control de la población."

Y esto, como digo, era sólo el principio del prólogo. A lo largo de las siguientes doscientas páginas, Ehrlich escribía predicciones tan atrevidamente maltusianas como que "un mínimo de diez millones de personas, en su mayoría niños, se morirán de hambre durante cada año de la década de los setenta. Pero esto es un mero puñado comparado con los números que se morirán de hambre antes del fin de siglo" (las cursivas son de Ehrlich). Y estos millones que iba a morirse de hambre no había que ir a buscarlos a algún lugar olvidado de la mano de Dios, tal vez en África, muy al contrario, Ehrlich afirmaba que "antes del año 2000" unos "65 millones de norteamericanos" iban a "perecer por inanición".
Ante tal hecatombe la postura de Ehrlich era clarísima: "Nuestra posición requiere que emprendamos acciones inmediatamente en nuestro país y que promovamos actuaciones efectivas en el ámbito mundial. Debemos tener control demográfico en esta nación, si puede ser mediante cambios en nuestro sistema de valores, o a si no a la fuerza si los métodos voluntarios fracasan”.
Los Estados Unidos de América no podían sostener, según el autor, una población superior a los 150 millones (esa era la población de Estados Unidos en 1950. En el momento de la publicación del libro, rondaba los 200 millones y hoy esa nación cuanta con una población de 275 millones). La cosa era tan grave que Ehrlich se apresuró a ofrecer ideas de control demográfico coercitivas, aunque reconocía que no se trataba de ideas propias sino de colegas suyos. Entre los métodos propuestos por el entomólogo, algunos son desestimados por él mismo, como por ejemplo la adición de sustancias anticonceptivas en toda la comida vendida en los Estados Unidos de América, que él no ve política ni científicamente factible.

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4. La Comisión trilateral

Los poderosos de la tierra consideran como pesadilla el crecimiento demográfico actual y temen que los pueblos más prolíficos y más pobres representen una amenaza para su bienestar y tranquilidad. La ambición de controlar la vida humana, desde la concepción hasta la muerte, es la máxima expresión que manifiesta el nuevo orden mundial. Se pone de relieve, ante los ricos del mundo entero, que los pobres constituyen una amenaza potencial e incluso actual para su seguridad. La preocupación por la seguridad debe ser global y es prioritariamente demográfica. Para el Tercer Mundo, la seguridad y el desarrollo han de comenzar por la creencia de que la pobreza es algo natural, estrictamente ligada a un exceso de crecimiento demográfico. Junto a esa consideración cuantitativa, se insinuará también, siguiendo a Galton (1822-1911), que la pobreza de los pobres es la mejor prueba posible de su mediocridad natural. No hay que dejarles llenar el mundo, tanto por su propio bien como por el bien general. Recomiendan que el número de pobres sea calculado en función de la utilidad que representen, porque según esta ideología, la utilidad es el criterio único que debe tenerse en cuenta a la hora de admitir la entrada de un nuevo ser humano en la casa común del planeta. Y como nada garantiza siquiera que, de ser útil lo seguirá siendo siempre, el ser humano constituye así una amenaza permanente para la seguridad de sus semejantes. Para conjurar el peligro, en julio de 1972, David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski, entre otros, fundaron la Comisión Trilateral (CT). El propósito de la Comisión Trilateral fue el de poner en marcha una tipo de cooperación duradera entre las élites dominantes de los Estados Unidos, Europa Occidental y del Japón (de ahí el término trilateral), en un intento de influenciar la opinión pública y las decisiones de los gobiernos de manera que las personas, los gobiernos y las economías de todos los países sirvieran las necesidades de las entidades internacionales, los bancos y las corporaciones multinacionales. La Comisión Trilateral, frente al mundo en vías de desarrollo o subdesarrollado genera y difunde un discurso globalizador y de liberalización de los mercados, que facilita la explotación, no precisamente sostenible, de los recursos y materias primas de los países productores, manteniendo abiertas las fronteras, al mercado global de los productos manufacturados de los países desarrollados. La amenaza que pesa sobre la seguridad de los países ricos proviene, según ellos, de las masas de pobres de los países en vías de desarrollo o subdesarrollados, potencialmente emigrantes a los países desarrollados. A esta misión deben asociarse las naciones ricas y las clases dirigentes del mundo entero; la seguridad - a veces sólo su propia seguridad - debe constituir la preocupación común predominante, el valor superior. Los extractos, documentos y/ o declaraciones de los “Trilateristas” sugieren la creación de una economía mundial, un solo gobierno mundial, un solo sistema monetario mundial y una sola religión mundial, que es la consecuencia del mercado global. La reducción del “crecimiento acelerado de la población” constituye un objetivo permanente dentro de la gama de estudios, informes y reuniones de los Trilateristas así como explorar las diferentes vías – la planificación familiar, el control de natalidad, la educación sexual y reproductiva, etc. - que resuelvan o al menos contribuyan a paliar los problemas de la “sobrepoblación”.

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5. El Club de Roma y el agotamiento de los recursos

El Club de Roma es una organización internacional, que surge en un complicado momento como consecuencia de una preocupada visión de los problemas que estaban a punto de emerger en los nuevos tiempos. El año 1968, año de la fundación del Club de Roma, señala el momento álgido de una crisis social profunda, que dividirá el tiempo de posguerra de reconstrucción material y económica y el tiempo posterior que se anunciaba de creación y liberación imaginativa. Tal vez hayan dejado una menor huella histórica las violentas agitaciones juveniles y las protestas contraculturales que la lenta pero sólida emergencia de una nueva conciencia pública, clamorosamente expresada en los asuntos ambientales pero que se ramifica, crece y se manifiesta hacia otros muchos y originales horizontes, que no es del caso explorar aquí y ahora. En este contexto numerosas personalidades, de distintas procedencias y diferentes ocupaciones

“preocupadas por la aparente incapacidad de Gobiernos y organizaciones Internacionales para prever, o incluso intentar prever, las consecuencias de un importante desarrollo material cuando no se presta suficiente atención a los aspectos cualitativos de la vida que debe hacer posible una opulencia general sin precedentes. Se consideraba que, para completar el trabajo de las organizaciones formales, sería útil la creación de un grupo de pensadores independientes interesados en cuestiones más profundas y de efectos mas prolongados en el tiempo. De estas consideraciones nació aquel año el Club de Roma” Ricardo Díez Hochleitner, prólogo de “La primera revolución mundial.

Este es pues el trasfondo ideológico – cultural en el que surge este organismo internacional, el Club de Roma, a instancias del filántropo benefactor, Aurelio Peccei. Entre la fronda de informaciones, que en las décadas de los años setenta y ochenta se produjeron en los Medios de Comunicación, respecto del Club de Roma, se afirmaba la proximidad de este organismo con la Trilateral, se valoraron como apocalípticos algunos de sus informes (Los Límites del Crecimiento) y, desde diferentes instancias ideológicas, se interpretaron algunos informes en la línea del más puro fabianismo malthusiano y de responder a los intereses de las grades Fundaciones Fiat, Ford, Volkswagen y Rockefeller, que habían sido las entidades financiadoras de sus primeros informes. Al público le llegó una deformada imagen de este organismo, como protagonismo de una visión alarmista y determinista del futuro.
En 1968, en Roma, 35 personalidades de 30 países entre los que se cuentan académicos, científicos, investigadores y políticos que, compartiendo las mencionadas preocupaciones, dan los primeros pasos para la fundación del organismo, el Club de Roma, con el objetivo de investigar procedimientos, alentar a las instituciones e interesar a los funcionarios y grupos influyentes de los principales países sobre las perspectivas de la crisis social que se estaba gestando en el mundo desarrollado que tenía muy variadas raíces, además del medio ambiente. El Club se formalizará dos años mas tarde como asociación bajo la legislación suiza. En la actualidad se halla integrado por un centenar de personas, pertenecientes a cincuenta y tres países distintos. Sus miembros pertenecen a una amplia diversidad de culturas, ideologías y “su vínculo de unión es una preocupación común por el futuro de la Humanidad” y desde sus comienzos el pensamiento del Club sigue las siguientes orientaciones conceptuales:

“Adoptar una aproximación global a los vastos y complejos problemas de un mundo en el que constantemente está creciendo la interdependencia entre las naciones [...]; centrar la atención sobre temas, políticas y opciones con una perspectiva a más largo plazo del que pueden tener en cuenta los gobiernos [...]; buscar una comprensión más profunda de las interacciones existentes dentro de la maraña de problemas actuales [...]”.Ricardo Díez Hochleitner, prólogo de “La primera revolución mundial.

El primer informe del Club de Roma, Los límites del crecimiento, fue editado en los Estados Unidos de Norte América durante el 1972 y presentado a la Asamblea de las Naciones Unidas, reunida en Estocolmo para el estudio del medio ambiente y de ahí viene que este informe haya tenido desde el comienzo una amplia difusión. Las repercusiones del informe presentado por Dennis Meadows con el título de Los límites del crecimiento despertaron preocupaciones y polémicas poniendo en un inesperado primer plano la labor encarada por el Club de Roma. Un reporte preparado por el Club de Roma señala que debido a que la población del mundo está creciendo sin control alguno, los recursos no renovables del mundo estarán eventualmente extintos y la economía mundial caerá en una gran depresión y miseria.
Peor aún que esos sería el hecho de que la entera civilización pueda colapsarse como resultado de la falta de una respuesta drástica a este problema tan crítico. Las conclusiones del informe argumentaban que de continuar un crecimiento de forma exponencial en los “factores” que inciden contra el planeta, sólo duraríamos hasta el 2027.

“Hay cinco factores básicos que determinan y por lo tanto limitan de manera última, el crecimiento de este planeta: población, producción agrícola, consumo de recursos naturales no renovables, producción industrial y polución. Si las presentes tendencias de crecimiento exponencial en esas cinco áreas continúan, los límites del crecimiento serán alcanzados dentro de los próximos cien años, conduciéndonos probablemente un repentino y incontrolable declive tanto en población como en capacidad industrial. Esas tendencias pueden ser alteradas estableciendo una condición de estabilidad económica y ecológica que sea sostenible lejos en el futuro, como la sustitución de los recursos más caros”. Los límites al crecimiento. Donella Meadows, Dennos Meadows.

En otra parte de la tesis he atendido a las repercusiones del informe presentado por Dennis Meadows, las polémicas suscitadas y los ataques que le llegaron desde todas partes.
El Club de Roma de nuevo vuelve sobre el binomio, los recursos naturales y la población, veinte años después, en 1992, promoviendo un nuevo informe, que elaboran los autores de “Los límites del crecimiento”, con la intención inicial de reelaborar el primero pero que los cambios habidos aconsejaron más bien elaborar uno nuevo, “Más allá de los límites”. El presidente del Club de Roma afirma en el prólogo a la edición española que la calidad de vida, el bienestar social de cada sociedad y de cada país, de cada región y aún del mundo entero se puede lograr con “un crecimiento razonable de la población en vez de su actual crecimiento exponencial”, sin poner en riesgo la biosfera ni la supervivencia de futuras generaciones. En otros términos se entiende que el logro del desarrollo sostenible pende de los cambios de estilo de vida de los pueblos desarrollados, de los cambios en el sistema de producción y los hábitos consumistas del mundo desarrollado, pero también de un control del crecimiento poblacional en los países en vías de desarrollo y subdesarrollados. En La primera revolución mundial, un Informe del Consejo al Club de Roma, ya en la parte donde se exponen los problemas actuales importantes se refieren a la población en términos de la explosión demográfica, que exacerba los problemas de los países en vías de desarrollo. Bajo el título “Algunas áreas de importancia vital” se constata como característica fundamental de la sociedad mundial actual el “incremento en la totalidad de la actividad humana durante el presente siglo, lo que ha conducido necesariamente a un gran aumento de la demanda de materias primas y energía”. Y sigue diciendo el informe que “una parte importante de este aumento se debe, desde luego, al espectacular crecimiento de la población mundial”96. Y de manera más explícita todavía, este Informe relaciona directamente el desarrollo y bienestar de los pueblos con la necesidad de controlar el crecimiento poblacional cuando afirma: “Otra cuestión, más amenazadora aún para el mundo a largo plazo que la deuda, es la del crecimiento de la población”

En 1970, el Club de Roma, una asociación privada compuesta por empresarios, científicos y políticos, encargó a un grupo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology bajo la dirección del profesor Dennis L. Meadows, la realización de un estudio sobre las tendencias y los problemas económicos que amenazan a la sociedad global. Los resultados fueron publicados en marzo de 1972 bajo el título "Los Límites del Crecimiento".
En el estudio se utilizaron las técnicas de análisis de dinámica de sistemas más avanzadas del momento. En primer lugar se recopilaron datos sobre la evolución que habían tenido en los primeros setenta años del siglo XX un conjunto de variables: la población, la producción industrial y agrícola, la contaminación, las reservas conocidas de algunos minerales. Diseñaron fórmulas que relacionaban esas variables entre sí —la producción industrial con las existencias de recursos naturales, la contaminación con la producción industrial, la producción agrícola con la contaminación, la población con la producción agrícola, etc.— y comprobaron que esas ecuaciones sirvieran para describir con fidelidad las relaciones entre los datos conocidos que habían recopilado. Finalmente introdujeron el sistema completo en un ordenador y le pidieron que calculase los valores futuros de esas variables.
Las perspectivas resultaron muy negativas. Como consecuencia de la disminución de los recursos naturales, hacia el año 2000 se produciría una grave crisis en las producciones industrial y agrícola que invertirían el sentido de su evolución. Con algún retardo la población alcanzaría un máximo histórico a partir del cual disminuiría rápidamente. Hacia el año 2100 se estaría alcanzando un estado estacionario con producciones industrial y agrícola per cápita muy inferiores a las existentes al principio del siglo XX, y con la población humana en decadencia.
El equipo del MIT introdujo entonces modificaciones en los supuestos iniciales para estudiar cómo podría ser modificado ese resultado final. El supuesto de que las reservas mundiales de recursos quedasen multiplicadas por dos o por cinco tan sólo significaba un retraso de apenas diez o veinticinco años en el desencadenamiento final de la crisis. Esta vendría acompañada de tasas de contaminación mucho más altas y la mortandad consiguiente reduciría la población humana incluso a niveles inferiores a los de la secuencia tipo. La introducción de controles sobre el uso de recursos, la producción de contaminantes y la natalidad, tampoco conseguirían impedir el colapso final.
La única modificación de los datos introducidos en el ordenador que conseguía eliminar la crisis consistía en la igualación inmediata de las tasas de natalidad y mortalidad en todo el mundo, la detención del proceso de acumulación de capital y el destino de todas las inversiones exclusivamente a la renovación del capital existente, modernizándolo para un uso más ahorrador de recursos y menos contaminante. Pero ese frenazo brusco en el crecimiento de la población y del capital debía producirse, según los autores, inmediatamente, antes del año 1985.
El modelo del Club de Roma, que se publicó con el nombre de Los límites al crecimiento, analizó cinco variables: tecnología, población, nutrición, recursos naturales y medio ambiente. Su conclusión principal fue que si las tendencias continuaban, el sistema global se sobrecargaría y colapsaría para el año 2000. Para evitarlo, tanto el crecimiento demográfico como económico tendrían que detenerse (Meadows y Meadows 1972).

Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial.
(D.L. Meadows y otros, Los Límites del Crecimiento, 1972)

Poco después de publicarse el informe del Club de Roma los precios del petróleo y de las materias primas se dispararon y los países occidentales se hundieron en la crisis económica más grave y prolongada que habían conocido desde la Segunda Guerra Mundial. Muchos pensaron que aquellas sombrías previsiones estaban a punto de cumplirse, antes de lo estimado. Fue la época del nacimiento de un gran número de organizaciones ecologistas y de teorías sobre el crecimiento cero. Los libros del tipo "Cómo sobrevivir una familia explotando dos hectáreas de terreno" alcanzaron los puestos más altos en las listas de ventas.

LA CARTA MANSHOLT Y EL CRECIMIENTO CERO

La justificación teórica del "crecimiento cero" vio la luz en 1972 en el Informe Meadows, y ha sido difundida por el Club de Roma, empresas ambas generosamente financiadas por el grupo Rockefeller.
En 1972, el debate sobre el "crecimiento cero" tuvo especial resonancia, debido a la publicación de dos obras significativas: el informe del Club de Roma, denominado Los límites al crecimiento y la carta Mansholt, edición de la que Sicco Leendert Mansholt envió, con fecha 9 de febrero, al presidente de la Comunidad Económica Europea, Franco María Malfatti.
La Carta Mansholt es el primer comentario autorizado del informe del Club de Roma. Además de las variables analizadas por el MIT, Mansholt incluye nuevos sectores "políticos", tales como la democratización de la sociedad, las relaciones entre los países más o menos desarrollados económicamente, la igualdad de oportunidades y el sentido humano del trabajo. Las estrategias preconizadas por Mansholt corresponden a las propuestas por el equipo de Meadows, aunque incluyen acciones políticas que los investigadores del MIT eludieron deliberadamente, como, por ejemplo, instaurar una reforma aduanera en favor de los productos no contaminantes y reciclables y la necesidad de un Parlamento supranacional con plenos poderes (como mínimo, a escala europea). Mansholt insiste también en la necesidad de sustituir el culto al producto nacional bruto, como máximo exponente del desarrollo, por lo que él llama la "felicidad nacional bruta", siguiendo ideas que ya fueron anteriormente expuestas por economistas como Paul A. Samuelson y Jan Tinbergen.

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6.1. El informe Rockefeller (1969)

En 1968 Nelson Rockefeller, vicepresidente de Richard Nixon, emprendió una gira por el continente y en su informe observó que la Iglesia no era "un aliado seguro para Estados Unidos". Nada nuevo. "Creo que será larga y difícil la absorción de estos países por Estados Unidos, mientras sean países católicos", había dicho el presidente Teodoro Roosevelt en 1912.
El informe Rockefeller sostuvo que el catolicismo era "un centro peligroso de revolución potencial". Señala como causa fundamental del peligro para la plena consecución de sus planes de reducción forzada de la población a la Iglesia Católica 2que educa a los pueblos, les da cultura, les hace pesnar y les anuncia la inalienable dignidad de los hombres”. En 1969 fue más allá, asegurando que era preciso remplazar a los católicos latinoamericanos por "otro tipo de cristianos". El magnate recomendó a su gobierno la promoción de las llamadas "sectas" fundamentalistas que brotaban del florido árbol pentecostal estadounidense.

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6.2. El Memorandum 2000: la política imperialista

“Manan dos ríos diversos: por un lado el 'nacionalismo' o también el 'imperialismo económico', y del otro el no menos funesto y execrable 'internacionalismo' o 'imperialismo internacional del dinero', para lo cual, donde se está bien, allí está la patria.” Pío XI

El 10 de diciembre de 1974 se elabora el Memorandum 200, también llamado Informe Kinsinguer, pues fue firmado por este político y justificado de la siguiente manera:
“El Presidente ha ordenado un estudio sobre el impacto del crecimiento de la población mundial en la seguridad de los EE.UU. y sus intereses de ultramar”.
Este informe confidencial es desclasificado en 1989, momento en el cual se descubre toda la maldad que contenían las políticas e intenciones Estadounidenses. El documento incluye una serie de “recomendaciones para intervenir en asuntos poblacionales en el extranjero particularmente en los países en desarrollo”. Explica los objetivos de la política demográfica actual de los EE.UU. Aclara las estrategias para conseguir estos objetivos, como el empleo de planes de control de población en países en vías de desarrollo, así como las políticas sanitarias y educativas llevadas a cabo en estos países. Por último expone el papel que juegan los organismos internacionales (ONU, UNICEF, UNFPA, Banco Mundial y otros…) en las políticas de población de los EE.UU.

“Los Estados Unidos tienen alrededor del 50% de la riqueza del mundo pero sólo el 6% de la población mundial.(...) Debemos diseñar una manera que nos permita mantener esa desigualdad.”Memorandum 200

El informe comienza con un análisis demográfico del crecimiento de la población en los países menos desarrollados. Así se sostiene que las necesidades de las poblaciones de los países del Tercer Mundo con respecto a los recursos naturales mundiales “causarán graves problemas que podrían afectar a los EE.UU., a causa de la necesidad que le plantean de aportar mayor apoyo financiero y del esfuerzo de los países en vías de desarrollo para obtener mayores tratados comerciales a través de precios más elevados para sus exportaciones. El documento hace referencia al alto costo comparado de financiar un desarrollo positivo y “a que sería mucho más efectivo usar esos aportes para fines de control poblacional que elevar la producción a través de inversiones directas en riego, proyectos de energía e industrias”.
Siguen una serie de recomendaciones políticas donde se identifican a 13 países claves en los cuales EE.UU. posee un interés político y estratégico. Esas naciones son: India, Blangadesh, Pakistán, Nigeria, Méjico, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. El tema central del estudio es la necesidad de acelerar el esfuerzo por combatir el crecimiento de la población en el mundo en desarrollo y por ello se sugiere convertir a la población del país anfitrión en protagonista de los planes de desarrollo, asegurando amplio acceso a las tecnologías contraceptivas y a la implementación de proyectos de asistencia extranjera, “ofreciendo grandes promesas de motivaciones crecientes para familias pequeñas”.
Otro aspecto que se destaca es que la política poblacional es de gran importancia en cuanto al suministro de recursos y a los intereses económicos de los EE.UU. Sobre la ausencia de estabilidad política se advierte:

“… las concesiones a compañías extranjeras pueden ser expropiadas o estar sujetas a intervenciones arbitrarias. Donde por una acción del gobierno, por conflictos laborales, sabotaje o disturbios civiles, se ocasione el lento fluir de materias primas, el flujo debe ser acelerado. Aunque la presión poblacional no es obviamente el único factor involucrado, ese tipo de inconveniente es mucho menos probable bajo condiciones de bajo crecimiento, o crecimiento cero de la población”.

Se plantean además las estrategias políticas para el control de la población:
Integrar el planteamiento familiar en los servicios de salud de la población, empleando métodos contraceptivos, abortivos y de esterilización.
Usar las ayudas alimentarias y económicas como medios de coerción.
Evitar que surjan sospechas incómodas: “debemos tener cuidado de que la apariencia de nuestras actividades no se ofrezca a los ojos de los países en vías de desarrollo como una política de un país industrializado contra ellos”.

“Existe el riesgo de que líderes de los países menos desarrollados vean las presiones de las Naciones Unidas a favor de la planificación familiar y control demográfico como una forma de imperialismo económico y racial. El plan de acción mundial de las Naciones Unidas proporciona un vehículo excelente para asegurarnos que nuestras actividades no den la impresión de que van en contra de los países en desarrollo.”

Empleo de los medios de comunicación para propagar esta ideología.

El estudio puntualiza cuales son las tres causas principales de los altos índices de natalidad:
Algunas personas carecen de conocimiento o acceso al control de natalidad. Este problema se resuelve suministrando, acercando y proveyendo contraceptivos.
La existencia de “motivaciones inadecuadas” para limitar la fertilidad. El informe Rockefeller (1969) y el Documento Santa Fe (1975) declaran a los católicos como “no confiables” e impulsan a las sectas protestantes como un método para contrarrestar la fuerza de cohesión de la Iglesia Católica. La estrategia de “divide y vencerás” apoyando económicamente cualquier iniciativa para atacar a la Iglesia Católica y afectarla en su labor en favor de la justicia, la libertad y los derechos, explica en parte el crecimiento de las sectas a partir de los años setenta.
La “lentitud en el cambio de las preferencias familiares”.

“Está claro que la disponibilidad de servicios contraceptivos e información no es una respuesta completa al problema de la población. En vista de la importancia de los factores socio-económicos en determinar el tamaño de familia deseada, la asistencia estratégica debe incrementar su concentración en políticas selectivas que contribuyan a la declinación de la población, como también a otros objetivos” Memorandum 200, pag 108.

Por último se examina la educación como un modo de alcanzar índices de natalidad más bajos y no como un derecho cultural de la población. Una estrategia de largo plazo para asegurar la aceptación y el uso de los programas de planificación familiar en los países anfitriones incluye proveer “niveles mínimos de educación, especialmente para las mujeres” y adoctrinamiento para la generación que crece en cuanto al atractivo de formar familias pequeñas (pag. 111).
De todo esto se puede concluir que el propósito del control de población no es brindar un “servicio”, sino alcanzar objetivos demográficos claramente definidos. La motivación de la política poblacional de los EE.UU. radica en la preocupación de que las tasas de crecimiento de la raza humana en los países en vías de desarrollo puedan desequilibrar la balanza del poder en perjuicio de los países industrializados del hemisferio norte y en beneficio de las emergentes naciones del sur.

NSSM 200 (National Security Study Memorandum 200) .

A principios de los 70, durante los últimos días del gobierno del Presidente Nixon, vio la luz un documento del Departamento de Estado, dirigido entonces por el Secretario de Estado Henry Kissinger, en el que se consideraba como “un asunto de máxima importancia”, el crecimiento de la población en los países del tercer mundo. En diciembre de 1974, poco después de la Conferencia Internacional de Población en Bucarest, varias agencias principales de los Estados Unidos de Norte América implicadas en asuntos extranjeros, presentaron un informe detallado sobre el control de la población en países en vías de desarrollo. El informe, conocido como NSSM 200, (National Security Study Memorandum 200) fue compilado por el Consejo de la Seguridad Nacional (NSC, siglas en inglés), que es el nivel del comando más alto en el gobierno de los Estados Unidos de Norte América. El NSC es un organismo dirigido por el propio Presidente de los Estados Unidos y su propósito es coordinar las operaciones de ultramar de todas las ramas ejecutivas del gobierno norteamericano.
Las contribuciones vinieron de la Agencia de Inteligencia Central (CIA), los Departamentos de Estado, de Defensa, de Agricultura, y la Agencia para el Desarrollo Internacional. Las aportaciones y propuestas se recogieron en un informe importante con el título: Las implicaciones del crecimiento mundial de la población para la seguridad de Estados Unidos y los intereses de ultramar. El estudio final, con más de 200 páginas, cubrió muchos asuntos desde las perspectivas de las diferentes agencias que participaban. El informe de seguridad, NSSM 200, desclasificado en junio de 1989, orienta todavía muchas de las directrices de la política exterior de los Estados Unidos de Norte América. La ayuda a los países en vías de desarrollo continúa siendo otorgada, a condición de que estos países estén dispuestos a implementar medidas para el control de la población. El gobierno norteamericano, en el mencionado informe, se hace eco de las preocupaciones “trilateritas” en torno a la creciente dependencia de los países ricos respecto de la importación de materias primas, procedentes de las regiones menos desarrolladas.

“La ubicación de conocidas reservas de metales de más alto grado de la mayoría de los minerales, favorece la creciente dependencia de todas las regiones industrializadas en las importaciones de los países menos desarrollados (PMD)”. National Security Study Memorandum 200

El crecimiento poblacional en los países menos desarrollados pone en peligro el acceso a minerales y a otras materias primas que los Estados Unidos de Norte América necesitan para mantener su hiperconsumismo y su nivel de vida y por consiguiente, atenta contra la seguridad económica y política de los norteamericanos. Conseguir la estabilidad social, económica y política en los países suministradores, mediante la introducción de políticas demográficas, con el propósito de desacelerar el crecimiento poblacional, garantizaría a los ciudadanos norteamericanos su acostumbrado estilo de vida.

“La economía de los EE.UU. requerirá grandes y crecientes cantidades de minerales del extranjero, especialmente de los PMDs. Este hecho hace que los EE.UU. tenga un gran interés en la estabilidad política, social y económica de los países suministrantes. Donde quiera que una disminución de las presiones demográficas, por medio de una disminución en los índices de la natalidad, pueda aumentar las posibilidades de dicha estabilidad, la política demográfica se hace relevante para los suministros de recursos y para los intereses económicos de los EE.UU”. National Security Study Memorandum 200

La introducción de políticas demográficas en los países suministradores se orientaría al cambio de las actitudes a fin de disminuir el volumen del núcleo familiar. Para lograrlo sería necesario poner en marcha intensas campañas antinatalistas.

“Es muy necesario convencer a las grandes masas de que es de su interés individual y nacional el tener, como promedio, solamente tres y quizás sólo dos hijos...el foco obvio y creciente de la atención debe ser cambiar las actitudes de la próxima generación”. National Security Study Memorandum 200

Los Estados Unidos temen ser acusados, por los países menos desarrollados, ya que los habitantes de estos países pobres han de sacrificarse, para que los habitantes norteamericanos disfruten a plenitud de las materias primas, que corresponden a los habitantes de los países pobres. El discurso político se elabora con una doble orientación, humanitaria y de compasión.
Retoman como mandamiento salomónico la propuesta elaborada en la Cumbre de Derechos Humanos de Teherán (1968) y presentada en diversos foros internacionales, sobre el derecho del individuo a determinar libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos. Se defiende que con este principio se estabilizaría la población, que es la condición necesaria para experimentar un desarrollo económico y social sostenible.

“Los EE.UU. pueden ayudar a minimizar las acusaciones de tener un movimiento imperialista detrás de su apoyo a favor de las actividades demográficas, afirmando repetidamente que dicho apoyo se deriva de una preocupación por: (a) el derecho del individuo a determinar libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos...y (b) el desarrollo fundamental, social y económico, de los países pobres”. National Security Study Memorandum 200

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7. El informe global 2000

El estudio El Mundo en el año 2000 tomó forma a raíz de una breve instrucción en el mensaje del Presidente Jimmy Carter sobre medio ambiente el 23 de mayo de 1979103. No tiene relevancia alguna si el mismo fue anulado una vez entró otra administración a presidir a los Estados Unidos. Lo sustantivo es que la idea supera al informe porque las conclusiones que refuerza el catastrofismo hondean sigilosamente entre los señores del Imperio Norteamericano.
He aquí lo que pudo leer el Presidente de los Estados Unidos en la carta que acompañaba al Informe:

"Nuestras conclusiones, resumidas en las páginas siguientes, resultan inquietantes. Señalan la posibilidad de problemas mundiales de proporciones alarmantes para el año 2000. Las tensiones demográficas, ambientales y las que repercuten sobre los recursos naturales se intensifican y determinarán cada vez más la calidad de la vida humana en nuestro planeta. Esas tensiones ya son suficientemente intensas para denegar a muchos millones de personas la satisfacción de necesidades básicas, como alimento, casa, salud y empleo, así como la esperanza de alcanzar alguna mejoría. Al mismo tiempo, la capacidad de sustentación del planeta la aptitud de los sistemas biológicos para proporcionar recursos que satisfagan las necesidades humanas se deteriora. Las tendencias que el presente estudio refleja sugieren reiteradamente un proceso progresivo de degradación y empobrecimiento de los recursos naturales de la Tierra…Para que esas tendencias se modifiquen y los problemas se reduzcan, será preciso que en todo el mundo se emprendan nuevas iniciativas, vigorosas y llenas de determinación, para satisfacer las necesidades humanas a la vez que se proteja y restablezca la capacidad del planeta para sustentar la vida”.Geraldd Barney. El mundo en el año 2000.

El Informe global 2000, predice: “Con la persistencia de la pobreza y miseria humana, el crecimiento tan acelerado de la población, y las necesidades humanas siempre crecientes, las posibilidades de un daño permanente a los recursos del planeta es algo muy real”. Principio básico de lo planteado por R. Malthus y Estados Unidos esta claro, la acción es predecible e inminente. Hombres como Cyrus Vance y Zbigniew Brzezinsky, prominentes allegados a Jimmy Cartes señalaron en el 1980 que “toda la política norteamericana debería depender del control de la población mundial”.

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8. Informe de Vida Humana Internacional sobre el diseño antinatalista para el mundo

El Informe Vida Humana Internacional descubre las líneas de fondo que siguen dominando en los poderes fácticos estadounidense para el control demográfico mundial

1.- Los orígenes de “el Informe Kissinger”.

El 10 de diciembre de 1974, el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, el organismo de más alto nivel en cuanto a la toma de decisiones sobre políticas de ultramar de esa nación, promulgó un documento altamente secreto titulado National Security Study Memorandum 200 (“Memorándum 200 sobre la Seguridad Nacional”) o NSSM-200, que también se conoce con el nombre de The Kissinger Report (“El Informe Kissinger”).
El subtítulo del documento adelantaba el tema del mismo: Implications of Worldwide Population Growth for US Security and Overseas Interests (“Implicaciones del crecimiento demográfico mundial para la seguridad y los intereses de ultramar de EEUU”). Este documento, publicado poco después de la primera de las principales conferencias antivida de la ONU sobre la población, que tuvo lugar en aquella ocasión en Bucarest, fue el resultado de la colaboración entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y los Departamentos de Estado, Defensa y Agricultura. El 26 de noviembre de 1975, el “El Informe Kissinger” se convirtió en la política ofical de ultramar de EEUU, cuando recibió el aval del National Security Decision Memorandum 314 (“Memorándum 314 acerca de las Decisiones en torno a la Seguridad Nacional”).
En 1989, el “El Informe Kissinger” fue desclasificado y, en 1990, fue hecho público, momento en el cual fue enviado a los Archivos Nacionales de EEUU, en respuesta a la petición de un periodista. El documento resumió lo que a partir de 1974 se convertiría en la política y estrategia de control demográfico de EEUU. A pesar de los cambios demográficos tan difundidos y a tan gran escala que ocurrieron en todo el mundo durante los 30 años sucesivos, el “El Informe Kissinger” continúa reflejando la política de control demográfico de EEUU.

2. “El Informe Kissinger” en retrospecto.

Brian Clowes, Ph.D. Investigador y conferenciante de HLI
El 10 de diciembre de 1974, el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU promulgó un documento titulado National Security Study Memorandum 200 (“Memorándum 200 sobre la Seguridad Nacional”) o NSSM-200, que también se conoce con el nombre de The Kissinger Report (“El Informe Kissinger”). Este documento presentó de forma explícita y detallada una estrategia, para que EEUU promoviera a toda máquina el control demográfico en los países en desarrollo, con el objeto de regular (o de tener mejor acceso a) los recursos naturales de esos países.
Para proteger los intereses comerciales de EEUU, “El Informe Kissinger” citó un número de factores que podrían obstaculizar el flujo ininterrumpido a EEUU de materias primas de los países menos desarrollados. Entre estos factores se encontraban una considerable población juvenil anti-imperialista, la cual, según el “El Informe Kissinger”, debía ser limitada por medio del control demográfico. El documento nombró 13 naciones, las cuales constituyó en blanco de los esfuerzos anti-natalistas financiados por EEUU.
Según “El Informe Kissinger”, los elementos para implementar los programas de control demográfico podrían incluir: a) la legalización del aborto; b) los incentivos económicos, para que los países aumenten sus índices de práctica de abortos y esterilizaciones, así como del uso de anticonceptivos; c) el adoctrinamiento de los niños; y d) el control demográfico obligatorio u otras formas de coerción, como el retener la ayuda para los desastres y los alimentos, a no ser que los países en desarrollo implementasen programas de control demográfico.
Concretamente, “El Informe Kissinger” declaró que EEUU iba a encubrir sus actividades anti-natalistas, para evitar acusaciones de imperialismo, induciendo a la ONU a que varias de sus organizaciones no gubernamentales (ONGs) realizaran esta repugnante labor.
La CIA y los Departamentos de Estado y de Defensa de EEUU han emitido cientos de documentos sobre el control demográfico y la seguridad nacional. Sin embargo, el gobierno de EEUU nunca ha repudiado “El Informe Kissinger”, sino que sólo ha enmendado ciertas partes de sus políticas. Por consiguiente, “El Informe Kissinger” continúa siendo el documento fundamental del gobierno de EEUU sobre el control demográfico.
El resultado de las estrategias de “El Informe Kissinger” ha sido una desaceleración tal de los índices de crecimiento demográfico, que ya los mismos están causando graves problemas socio-económicos en Europa, la ex Unión Soviética, Japón, Singapur y Hong Kong. Muchas naciones en desarrollo están envejeciendo ahora aún más rápidamente que el mundo desarrollado. Todo ello vaticina problemas aún más severos para las economías relativamente subdesarrolladas de las naciones en desarrollo.
Desde su mismo comienzo, el concepto de “explosión demográfica” ha sido una falsa alarma producto de motivos ideológicos. La promoción del control demográfico en los países en desarrollo no hado ningún fruto positivo durante todas estas décadas. De hecho, las ideologías y programas anti-natalistas han hecho más difícil aún la respuesta a la inminente y grave crisis que se cierne sobre el mundo entero: una desastroza implosión demográfica.
Por consiguiente, en la víspera del XXX aniversario de la promulgación de “El Informe Kissinger”, HLI le pidió al gobierno de Bush que repudiase este documento, el cual promueve la violación de las libertades más preciadas, así como la violación de la autonomía de las personas, por medio de programas de planificación familiar que incluyen la coerción. HLI también le pidió al gobierno de Bush que, en vez de las políticas anti-natalistas, implementara políticas y financiamientos de ultramar que beneficien a la familia.
Los ciudadanos de las naciones desarrolladas del mundo occidental atesoran su derecho a la privacidad. Se trata, por tanto, de una hipocresía el que estos países violen, de forma rutinaria, el derecho a la privacidad de los ciudadanos de los países en desarrollo, al decirles a las familias de esas naciones cuántos hijos deben tener o no tener. Ninguna nación tiene el derecho de invadir las dormitorios de los ciudadanos de otra nación. “El Informe Kissinger” constituye el colmo del entrometimiento en las decisiones más íntimas que toma una familia.
“El Informe Kissinger” no enfatiza los derechos humanos ni el bienestar de personas o naciones, sino solamente el “derecho” de EEUU a tener acceso irrestricto a los recursos naturales de los países en desarrollo. Lo que deberían estar haciendo EEUU y otras naciones del mundo desarrollado es apoyar el desarrollo económico auténtico, un desarrollo que hace posible que los pueblos de cada nación utilicen sus recursos para su propio beneficio, y de esa manera se logre realzar el respeto a los derechos humanos y el crecimiento de las economías de todo el mundo.

3. La “crisis” de la “sobrepoblación” se acabó.

“Las culturas y las civilizaciones surgen y desaparecen según las poblaciones en las cuales se fundan… Esa es la lección de la historia.” -- Jacques Solideau, ex Ministro de Asuntos Sociales de Francia.
Según un principio básico de la demografía, las tendencias demográficas mundiales tienen un enorme ímpetu. Si el mundo abriga la esperanza de evitar una implosión demográfica de dimensiones catastróficas, entonces ha llegado la hora de abandonar el intento de convencer a la gente de tener familias más pequeñas. El objetivo de cualquier programa mundial a favor de un estándard de vida sostenible, debe ser una población mundial estable o cuya disminución sea muy lenta o que esté aumentando, porque así es como se evitan los terribles problemas económicos y sociales que inevitablemente tendrán lugar en caso de que la población disminuya rápidamente.
La única forma de lograr el objetivo de una población estable o que disminuye lentamente en tres o cuatro décadas, es comenzando por animar a las familias a tener más hijos ahora. Si ello no se lleva a cabo, la población mundial experimentará un colapso catastrófico. Ese colapso se está comenzando a sentir precisamente en estos momentos a través de toda Europa y de las naciones de la ex Unión Soviética.
La tasa de crecimiento de la población mundial ya se encuentra en un proceso de rápida desaceleración. La tasa de crecimiento demográfico mundial alcanzó su máximo nivel en un poquito más del 2% al año en 1970, pero será la mitad de esa cifra en el 2006.
El crecimiento anual de la población mundial alcanzó su cúspide en 1990, con la cifra de aproximadamente 86,5 millones de personas adicionales a la totalidad de la población mundial de aquel entonces; pero ahora ha disminuido a menos de 67 millones de personas adicionales por año. Esta cifra continuará disminuyendo, hasta que la población mundial se estabilice alrededor del año 2040, es decir, en apenas tres décadas y media a partir del momento actual.
Es muy importante que examinemos la situación demográfica actual en Europa y las cifras que se proyectan para los próximos 50 años, porque lo que está ocurriendo ahora en Europa estará pasando en el mundo en desarrollo en el futuro cercano. Las estadísticas demuestran lo siguiente:
(1) ¡La población de las regiones menos desarrolladas del mundo es actualmente más de cuatro veces mayor que la población de las regiones más desarrolladas del planeta! Ello significa que el impacto del cambio en las regiones menos desarrolladas del mundo será proporcionalmente mayor en la economía y en la estabilidad general del mundo; y
(2) El impacto directo en la calidad de vida de la gente de los países en desarrollo será mucho más grande, porque las naciones en desarrollo son más pobres y tienen menos estructuras sociales para aliviar el sufrimiento. Se dice que las naciones desarrolladas del mundo se hicieron ricas antes de hacerse viejas. Lo opuesto es la realidad en el caso de las naciones en desarrollo, y ello causará problemas mucho más graves que los que actualmente se piensa que van a ocurrir en Europa.
El promedio de la totalidad de las tasas de fertilidad de las 13 naciones explícitamente mencionadas en “El Informe Kissinger” como blancos del control demográfico, ha caído en picada a casi la mitad, y sus tasas anuales de crecimiento demográfico han mostrado la misma tendencia. De hecho, hoy por hoy, el crecimiento demográfico del mundo entero es de apenas el 1%.
La población de Europa ya está disminuyendo. Las poblaciones de todos los continentes del mundo, exceptuando la del África, estarán disminuyendo para el año 2050. La población mundial alcanzará su máximo nivel alrededor del año 2040 y luego comenzará a disminuir.
La totalidad de las tasas de fertilidad de Europa y Norteamérica cayeron por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer por primera vez en 1970 y han permanecido bajo ese nivel desde entonces. El Asia, América Latina, el Caribe y Oceanía están cerca del nivel de reemplazo en estos momentos, y el África estará en ese nivel dentro de alrededor de 35 años. La totalidad de las tasas de fertilidad en todo el mundo estarán en el nivel de reemplazo dentro de poco, es decir, dentro de 10 años. El crecimiento demográfico del mundo permanecerá siendo positivo durante aproximadamente las próximas tres décadas, pero sólo gracias al aumento de la longevidad y a la disminución de las tasas de mortalidad infantil.
Es interesante observar que la densidad demográfica de los continentes no guarda ninguna correlación estadística con el grado de prosperidad. La región con mayor densidad demográfica del mundo sigue siendo Europa Occidental, con 167 personas por kilómetro cuadrado. En comparación con esta cifra, América del Sur tiene 21 personas por kilómetro cuadrado y el África solamente 29.
Resumiendo, 59 de las naciones del mundo, las cuales tienen el 44% de toda la población mundial, no están reemplazando sus poblaciones en la actualidad.

4. Las peores organizaciones anti-natalistas del mundo.

Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés)
La IPPF tiene su sede en Londres, Inglaterra y su Director Ejecutivo es Steven Sinding. El ingreso anual de la IPPF, incluyendo el de todas sus asociaciones miembro, es aproximadamente de mil millones de dólares. El ingreso anual de la asociación miembro en EEUU de la IPPF (Planned Parenthood Federation of America – Federación de Paternidad Planificada de EEUU), sin incluir el de sus muchas afiliadas, es de $67 millones.
La IPPF tiene cerca de 200 afiliadas o asociaciones nacionales de planificación familiar (APFs). Las APFs realizan labores de cabildeo, con el objeto de aumentar el acceso al aborto, la esterilización y la anticoncepción. La IPPF está organizada en seis regiones: la Región de África, con sede en Nairobi, Kenia; la Región del Mundo Árabe (Túnez, Tunicia); la Región de Europa (Bruselas, Bélgica); la Región de Asia del Sur (Nueva Deli, India); la Región del Este y Sudeste de Asia y Oceanía (Kuala Lumpur, Malasia); y la Región del Hemisferio Occidental (Nueva York, EEUU), en la cual se encuentra América Latina.
La siguiente cita de la IPPF revela muy bien su ideología abortista: “Todas las personas tienen el derecho a servicios completos del cuidado de la salud, incluyendo el acceso a todos los métodos de regulación de la fertilidad, incluyendo el aborto seguro” (IPPF; Carta sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos, 9.2, 1996.)

Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP o UNFPA, por sus siglas en inglés)
El FNUAP tiene su sede en Nueva York, donde está la sede principal de la ONU. Su Directora Ejecutiva es Thoraya Ahmed Obaid. El ingreso annual del FNUAP es $506,1 millones [2004].
El FNUAP tiene oficinas importantes en Bruselas, Copenhague, Ginebra, Tokío y Washington, D.C. Tiene 112 oficinas nacionales y 972 centros. Actualmente opera en 126 países y territorios. Uno de sus principales objetivos es “reducir los embarazos no deseados y promover la maternidad segura”. Pero lleva a cabo este objetivo por medio de la promoción del aborto en todo el mundo. El FNUAP proporcionó el financiamiento, la pericia técnica y el personal que hizo posible que la República Popular China comenzara su programa de control demográfico y abortos forzosos.
La siguiente cita del FNUAP revela muy bien su ideología abortista: “La China tiene toda la razón en sentirse orgullosa y complacida con los sobresalientes logros de su política de planificación familiar y de control demográfico de los últimos 10 años. Ahora ese país puede compartir sus experiencias y sus especialistas, para ayudar a otros países.” [Nafis Sadik, ex Directora Ejecutiva del FNUAP.]

Marie Stopes International (MSI)
La MSI tiene su sede en Londres, Inglaterra y su Ejecutivo Principal es Tim Black. El ingreso anual de la MSI es de $11,4 millones.
En el 2004, la MSI proporcionó sus mal llamados “servicios” a más de 4 millones de personas en sus 392 centros y 39 países alrededor del mundo, y dice que su misión es “asegurar el derecho humano fundamental de todas las personas a tener hijos por elección y no por azar.” El objetivo que la MSI ha declarado explícitamente tener es reducir la mortalidad y las enfermedades maternas, por medio del aumento del acceso al aborto, la esterilización y la anticoncepción en todo el mundo.
La siguiente cita de la MSI revela muy bien su ideología abortista: “Una perturdora, fascinante y penetrante observación acerca de una política demográfica que hubiera podido cambiar el mundo, sino fuera por las maquinaciones del Vaticano” [comentario de Tim Black, Ejecutivo Principal de la MSI, respecto del libro rabiosamente anti-católico de Stephen Mumford The Life and Death of NSSM-200 (“Vida y muerte del MSSN-200”)].

5. HLI denuncia la política anti-natalista de EEUU.

El 10 de diciembre del 2005 fue el XXXI aniversario del nefasto documento que lanzó oficialmente a EEUU por el camino del control demográfico de los países más pobres del mundo. Este documento se conoce como National Security Study Memorandum 200 (“Memorándum 200 sobre la Seguridad Nacional”) o abreviadamente como NSSM-200, también conocido como “El Informe Kissinger” y ha sido, desde entonces, la carta magna de la política de control demográfico de ese país. ¡El problema es que la mayoría de los estadounidenses ni siquiera saben que existe!
El 9 de diciembre del 2004, HLI tuvo una rueda de prensa en el Club Nacional de Prensa en Washington, D.C., para denunciar esta política a una audiencia más amplia. Invitamos a los líderes de nuestras organizaciones afiliadas en Nigeria, América Latina, Las Filipinas y la India, es decir, todos los países o regiones que han sido afectados negativamente por esta política de EEUU. A continuación presentamos algunos comentarios de nuestros valientes líderes provida:
Marlon Ramírez, (HLI-Asia):
“En Las Filipinas tenemos serias preocupaciones en torno a los programas de control demográfico que llegan a nuestro país desde EEUU. En mayo del 2002, la USAID y la República de las Filipinas firmaron un Memorándum de Acuerdo, para lograr en toda nuestra nación un “tamaño de familia”, que no fue concretado, para el 2006. La gente teme que todo esto conduzca a una “Política de dos hijos”, parecida a la que en la actualidad se está implementando brutalmente en la China. El acuerdo está vinculado a la agenda de “reducción de la fertilidad” de la USAID, y su programa No. 492-003 en Las Filipinas recibe más de $20 millones de financiamiento de EEUU todos los años. La pregunta que nos hacemos los filipinos es: ¿Por qué EEUU parece estar tan preocupado por lograr que reduzcamos nuestra fertilidad y por qué nos están obligando a ello? En 1975, nuestra tasa de fertilidad era de 6 hijos por mujer. En el 2004, dicha tasa bajó a 2,93. ¿Por qué no se emplean los $20 millones en alimentos y medicinas para los necesitados? Cuando nosotros los filipinos preguntamos por qué somos pobres, los empleados extranjeros del control demográfico nos dicen que es porque somos muchos. Cuando pedimos alimentos y medicinas, nos dan píldoras y preservativos. Acá tenemos un dicho popular que dice: ‘La gente que tiene hambre no puede comer preservativos’.”
Dra. Jeanette Pinto (HLI-Bombay, India):
“La tasa de fertilidad de la India ha caído en picada durante los últimos 30 años, desde que nos impusieron “El Informe Kissinger”.Nuestra tasa de natalidad en muchos estados está ahora por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer. En 1975, el promedio de nuestra tasa nacional de fertilidad era de 5,43 hijos por mujer; ahora es de 2,76 y todavía sigue disminuyendo. Para empeorar las cosas, el SIDA está diezmando a la India. Tenemos más de 5 millones de personas infectadas con el VIH/SIDA. Por causa de ello, la India ocupa, como nación, el segundo lugar en el mundo en cuanto al mayor número de personas infectadas –y el problema continúa aumentando en proporciones epidémicas. Lo que más necesita la India hoy es crecimiento económico y no la intervención extranjera en nuestras políticas demográficas. Durante demasiado tiempo, las distintas agencias de financiamiento vinculadas con “El Informe Kissinger” han utilizado el dinero como un resorte, para imponer términos y manipular al pueblo de la India. La mayoría de los indios resienten este imperialismo y la manera insidiosa en que les tratan de decir cómo deben vivir.”
Sir Lawrence Adekoya (HLI-Nigeria):
“El FNUAP y la USAID patrocinan grupos que distribuyen preservativos gratuitamente a adolescentes en escuelas secundarias, campamentos juveniles y universidades. En nuestra cultura ese comportamiento es inaceptable y ha causado que las adolescentes tengan bebés. Vemos que cada vez más niñas abandonan el colegio, que el número de abortos ilegales aumenta, así como la tasa de mortalidad materna y de la infección con el VIH/SIDA en muchos estados de Nigeria, donde la USAID, el FNUAP y la IPPF se encuentran visiblemente presentes. Estos grupos también patrocinan muchas actividades en los hospitales, como la donación de varios miles de dólares en equipos, incluyendo aspiradoras manuales al vacío, que se utilizan para practicar miles de abortos ilegales. Incluso, a las mujeres nigerianas se les ha llevado a los hospitales prometiéndoles tratamientos médicos, para luego las han esterilizado en vez de tratarlas. El futuro de nuestro país no se encuentra en los preservativos o los anticonceptivos, sino en el desarrollo saludable de nuestros niños, para lograr así una nación próspera.”
Evelina Stagg de Jaén (HLI-Panamá):
“En este momento, todos los países de América Latina sufren la presión que sobre ellos se ejerce para que legalicen el aborto y promuevan la mal llamada ‘salud reproductiva’ de las mujeres, comenzando con niñas de 10 años de edad, a quienes se les bombardea con anticonceptivos. El control demográfico nunca logrará el desarrollo de ninguna nación ni del mundo. Me niego a aceptar que la gente generosa de este país [EEUU] quiera ser cómplice de una política que viola las leyes, los valores culturales y las convicciones religiosas de nuestros pueblos. Esta gran nación fue fundada por su gente sobre la base de los valores de la familia y la cultura. Promovamos todos la única fuente verdadera que hace que nuestras naciones sean lo que son y quiénes son: su gente.”

6. Algunas fuentes que recomendamos. Portales:


United States Population Information Network (“Red de información demográfica de EEUU”)
http://www.esa.un.org/unpp. Esta fuente es muy completa y proporciona 28 indicadores demográficos para los períodos históricos de gran relevancia demográfica (1950-2000) y proyecciones de los futuros períodos históricos (2005-2050), para cada nación del mundo. Entre estos indicadores se encuentran las tasas de nacimiento y de mortalidad, la totalidad de las tasas de fertilidad, la mortalidad infantil y datos sobre la edad, el sexo y la migración.
The Africa 2000 Media Group (“Grupo de medios de difusión 2000 del África”)
http://www.africa2000.com. Este sitio proporciona estudios detallados sobre los programas de control demográfico de EEUU y de otras naciones o grupos que se llevan a cabo en el África e incluyen los aspectos racistas, propagandísticos y eugenésicos de dichos programas.

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9. El nuevo orden mundial y la seguridad demográfica

La ambición de controlar la vida humana desde la concepción a la muerte es la máxima expresión del imperialismo integral, tal como hoy se manifiesta. Como vamos a ver, este imperialismo es metapolítico, ya que procede de una concepción particular del hombre. Las expresiones políticas y no políticas de este imperialismo no son más que las consecuencias perceptibles de esta antropología. Esto nos va a llevar a aclarar la dimensión totalitaria de este imperialismo, cuyos efectos todavía no se han mostrado en su totalidad.
Para analizar la génesis de este imperialismo que está naciendo ante nuestros ojos, vamos a partir de la ideología de la seguridad nacional.

Hacia la globalización

Desde el final de la guerra de 1939-1945, la diplomacia norteamericana ha estado grandemente dominada por el tema de los "dos bloques". Con ciertas variaciones de acento, este tema fundamental aparece bajo las etiquetas de guerra fría, enfrentamiento Este-Oeste, zona de influencia, coexistencia pacífica, deshielo, distensión, etc. Mas, con motivo de la crisis petrolífera de 1973, algunos círculos norteamericanos empiezan a percibir la importancia de otra división, la división Norte-Sur. El congreso de Bandung, en 1955, presentaba ya el aspecto de un manifiesto y, poco a poco, los CNUCED y las conferencias en la cumbre de países no alienados se imponen a la atención de los países industrializados: desde Ginebra (1964) a Belgrado (1989), se ha recorrido un camino apreciable. Durante todo este tiempo, el diálogo Norte-Sur se organiza y se institucionaliza; los países del Tercer mundo reivindican un Nuevo orden internacional.
En una obra publicada en 1970, Zbigniev Brzezinski había ya atraído la atención sobre el tema 1 La crisis petrolífera de 1973 juega el papel de un catalizador: si los países productores de petróleo pueden organizarse y amenazar las bases de la economía de los países industrializados, ¿qué ocurrirá si los países pobres productores de materias primas deciden ponerse de acuerdo e imponer sus condiciones a los países ricos?
Para conjurar el peligro, David Rockefeller, utilizando por cierto las tesis de Brzezinski, transpone a la división Norte-Sur las recomendaciones que su hermano había aplicado antes a la división Este-Oeste. Y lo que es más importante, generaliza además, al conjunto del mundo, una visión cuyo alcance, en 1969, estaba limitado, provisionalmente, al continente americano.
Desde esta perspectiva, David Rockefeller, respondiendo a una sugerencia explícita de Brzezinski, organiza la "Comisión Trilateral": los EE.UU., Europa occidental y el Japón deben ponerse de acuerdo frente al Tercer mundo, que parece querer organizarse y del que dependen los países industrializados para importar materias primas y energía, y para dar salida a sus productos 2. Y el Tercer mundo está en plena expansión demográfica.
La amenaza que pesa sobre la seguridad de los países ricos proviene, según ellos, de los países pobres. Las economías dependen ahora unas de otras, los pases ricos no deben devorarse entre sí, deben al contrario respaldarse; deben preservar e incluso acentuar sus privilegios.
Las empresas multinacionales aparecen aquí como un mecanismo esencial del sistema global de la dominación; llevan a cabo una industrialización que al mismo tiempo se encargan de limitar. Gracias a los centros de decisión e la metrópolis, hacen posible el control de los costos de mano de obra. Mantienen un chantaje basado en la amenaza del traslado de fábricas, en caso de que consideren exorbitantes las reivindicaciones de los trabajadores locales. Organizan la competencia y, al mismo tiempo, la controlan, ya que las relaciones de competencia quedan limitadas al mundo de los trabajadores, entre los que las desigualdades de retribución constituyen, a nivel mundial, un factor de división que hay que alimentar para seguir dominando. En suma, las multinacionales velan sobre sus mercados, protegen, en caso necesario, sus oligopolios, y vigilan y, en ocasiones, frenan el desarrollo económico de las naciones satélites.
Por su parte, la investigación científica deberá intensificarse y concertarse para garantizar el mantenimiento de un avance constante y decisivo con respecto a los países menos desarrollados. La alta tecnología será exportada con gran parsimonia, para que los países más avanzados en el camino del desarrollo no puedan competir con la producción sofisticada cuyo monopolio quieren conservar celosamente los países de la era postindustrial.

¡Multimillonarios de todos los países, uníos!

Se trata de construir un nuevo orden mundial, de tipo corporativista, lo que se ha hecho urgente -se asegura- en razón de la interdependencia de las naciones. Pero lo que sucedía ya a escala panamericana, se produce ahora a escala mundial: se pasa rápidamente de la interdependencia a la dependencia. Todos los países, en efecto, no presentan un mismo nivel de desarrollo; en razón de su presencia y compromisos en todo el mundo, los EE.UU. se consideran con derecho a arrogarse una misión de liderazgo mundial. A esta misión deben asociarse las naciones ricas y la clases ricas del mundo entero; la seguridad, su propia seguridad, debe constituir la preocupación común y predominante de los ricos. Esta preocupación justifica, por su parte, la constitución de un frente común mundial, una unión sagrada, si quieren conservar sus privilegios. Con respecto a este imperativo de seguridad común, todos los factores de divergencia entre ricos no tienen sino una importancia relativa o incluso secundaria.
Este frente común mundial sólo podrá articularse a partir de los EE.UU. y bajo su liderazgo. En razón de su desarrollo y de su riqueza, Europa occidental y Japón serán asociados, a título de aliados privilegiados, a la empresa de seguridad común. Todo ese bloque constituido por las naciones ricas deberá esforzarse en controlar el desarrollo en el mundo en general. La austeridad ha dejado de ser una virtud: es un deber. Frenar el crecimiento, frenar la capacidad de producción y practicar el maltusianismo económico se imponen tanto más -se nos dice- cuanto que hay que proteger el entorno amenazado por la contaminación. Y así, la justificación teórica del "crecimiento cero" vio la luz en 1972 en el Informe Meadows, y ha sido difundida por el Club de Roma, empresas ambas generosamente financiadas por el grupo Rockefeller3.
Los países comunistas tampoco deberían quedar al margen de este proyecto de seguridad global. China merece una atención excepcional. Está probado -como ya hemos visto 4- que la despiadada política demográfica llevada a cabo en China popular ha sido apoyada e incluso estimulada por algunos círculos norteamericanos y occidentales inquietos por la aparición de un nuevo "peligro amarillo".
Los países del Tercer mundo deberán, pues, aceptar un programa "global". Como los países ricos necesitan sus recursos, estos países en vías de desarrollo no podrán sentirse irritados o escandalizados por el mantenimiento de antiguos métodos de explotación. Tendrán que admitir que su desarrollo habrá de hacerse bajo control; llegado el caso, podrá alabarse la virtud del compañerismo" podrán, por ejemplo, transferirse a su territorio algunas industrias contaminantes, declaradas indeseables en los países desarrollados. En cualquier caso, habrá que impedir que se organicen para esquivar la vigilancia de las naciones poderosas.
De todas maneras, al igual que existen límites para el crecimiento económico, también los hay para el crecimiento político. Así lo subrayaba Samuel P. Huntington en un Informe para la Comisión trilateral sobre la gobernabilidad de las democracias: "Hemos tenido que reconocer que existen límites potencialmente deseables para el crecimiento económico. E igualmente, en política, existen unos límites potencialmente deseables para la extensión de la democracia política."5
Estamos, pues, ante una formulación de alcance mundial del antiguo mesianismo norteamericano. Pero es indispensable señalar lo que esta formulación tiene de esencialmente nuevo y original: este mesianismo pretende, en efecto, atraerse el concurso no sólo de las naciones más ricas, sino también de las clases ricas de las sociedades pobres. Se pone de relieve, ante los ricos del mundo entero, que los pobres constituyen una amenaza potencial o incluso actual para su seguridad. De lo que se trata, en primer lugar es, desde luego, de proteger la seguridad de los EE.UU. o, más exactamente, de los ricos de los EE.UU.; pero también de la seguridad de los ricos de todos los países, a quienes se invita a constituir, bajo la dirección de los Estados Unidos, una unión sagrada cuya razón de ser y objetivo es el contener el despegue de la población pobre: "¡Multimillonarios de todos los países, uníos!"
Así reinterpretada, la doctrina de la contención resurge como el Fénix renace de sus cenizas. Son las tesis principales de esta doctrina las que inspiran el proyecto universalista actual de los EE.UU. Europa occidental y Japón están asociados de manera especial a este proyecto a título de cómplices y de objetivos al mismo tiempo.

Una élite dominante internacional

La preocupación por la seguridad debe ser global. La seguridad, cuyo ámbito se dividía en varias partes, se percibe a partir de ahora como un todo: la seguridad es primeramente demográfica.
Esta nueva doctrina exige la utilización de instrumentos de acción eficaces. Estos instrumentos son de orden político, educativo, científico, económico y tecnológico. La libertad de iniciativa de las universidades y centros de investigación será orientada o incluso anulada, y su función crítica será muy disminuida. Las subvenciones estarán subordinadas a la complacencia con la que dichos organismos acepten plegarse a unos programas de investigación definidos por la minoría dominante 6.
Esta minoría concederá una gran importancia al estudio de los problemas ecológicos, pues de ese modo será posible convencer a los países satélites para que se resignen a la austeridad o a la pobreza: "Small is beautiful" 7. Esta misma minoría financiará las investigaciones sobre la reproducción, la fecundidad y la demografía, con el fin de desactivar la llamada "bomba P". Las universidades, convertidas en "repetidores", junto con los medios de comunicación, se encargarán de difundir por todo el mundo, dramatizándolas, las tesis maltusianas, tras las que se ocultan los intereses de las clases ricas 8. El programa de acción será conciso. Se pondrá de relieve la escasez de materias primas y la fragilidad del medio ambiente. Estos datos serán presentados como necesidades determinadas por la naturaleza, y el volumen de la población habrá de calcularse necesariamente de acuerdo con estos datos.
De esta forma se reúnen las condiciones fundamentales que caracterizan objetivamente a un régimen de tipo fascista. Para Juan Bosch, el "pentagonismo" era la explotación del pueblo norteamericano por una minoría norteamericana 9. En la actualidad, el pentagonismo se ha universalizado y la minoría dominante se ha internacionalizado.
Esta minoría estará constituida por "personas con recursos", que se sentirán halagadas al ser admitidas en grupos "informales", más o menos conocidos (como el grupo de Bilderberg, la Trilateral o el Club de Roma) u otros menos fácilmente identificables. Esta minoría se arrogará la misión de regentar el mundo y tendrá bajo control a todo un cuerpo internacional de intelectuales, ya sean cómplices o utilizados como instrumentos involuntarios, pero en todo caso poco clarividentes. No será necesaria la constitución de instituciones complejas, ni conseguir funciones representativas o cargos ejecutivos: una vez que haya adoptado la ideología de la seguridad demográfica, esta "élite" se apresurará a recurrir, con gran aplicación, a la táctica de la infiltración.
Un proyecto tan global y totalizador requiere necesariamente unos dispositivos jurídicos y políticos apropiados. En cuanto una "élite" acepta su propia "colonización ideológica", esta misma "élite" se separa del pueblo y pasa a ser capaz de todas las abdicaciones. A partir de entonces, puede ser utilizada como repetidor de un centro de poder de un tipo totalmente nuevo, que evocaremos para terminar.

Del Estado al Imperio totalitario

El imperio que está ahora construyéndose no tiene, en efecto, precedente alguno en la historia. El fascismo, el nazismo y el comunismo soviético son ejemplos perfectos de totalitarismos. En estos tres casos, el Estado transciende al ciudadano; es el enemigo del yo en todas sus dimensiones: física, psicológica y espiritual 10. Requiere de los individuos una sumisión perfecta y exige, si lo considera oportuno, que se le sacrifique la vida. Este Estado somete el matrimonio, la procreación, la familia y la educación a un control muy estricto. Más concretamente, la familia queda sometida a una vigilancia particular, pues en ella es donde se forman las bases de la personalidad del niño. El Estado totalitario que conocemos en la historia actual se esfuerza, pues, en sustraer al niño de la influencia familiar y le proporciona una educación integral. Este Estado inhibe la capacidad personal de juicio y de decisión; instaura una policía de ideas; culpabiliza y adoctrina, desprograma y reprograma. Impone una nueva ideología, organiza el culto del jefe e instituye una nueva religión civil.
La experiencia totalitaria se origina dentro de un Estado particular que se convierte en trampolín de un proyecto imperialista. La misión este Estado particular será definida y `legitimada' mediante la ideología totalitaria. El Estado particular no sólo es conocido, sino enaltecido. Y finalmente, una ideología supuestamente científica precipita en las tinieblas del oscurantismo a los que no se adhieran a la misma.
El proyecto imperialista y totalitario que está tomando cuerpo ante nuestros ojos incrédulos presenta unas características totalmente asombrosas si se le compara con las que marcaron los sueños imperiales de Mussolini, Stalin o Hitler. Este imperio naciente tiene de increíble que no procede esencialmente de las ambiciones de hegemonía de un Estado particular. Tampoco es la emanación de una coalición de Estados y, lo que es más, como ya hemos visto, le vienen muy bien las desigualdades, e incluso las divisiones entre naciones y hasta se ingenia en sacar partido de ellas. El imperio que está construyéndose es un imperio de clase que emana del consenso establecido, por encima de las fronteras, por la internacional de la riqueza.
Por tanto, en ausencia de un Estado de contornos visibles, en el marco de este imperialismo de clase, nadie sabe quién decide ni quién es responsable. El lenguaje parece totalmente desconectado del sujeto que lo produce; todo es anónimo, impersonal y secreto. El productor del mensaje ideológico está oculto. No cabe, pues, someter el discurso al juicio personal: está listo para el consumo: frío, objetivo e imperativo.
Evidentemente, aún cuando estén ocultos, el discurso es producido por sujetos, y éstos lo producen con destino a otros sujetos llamados a consumirlo. Pero si el sujeto productor de la ideología rompiera el secreto que le ampara, no podría seguir reivindicando la impersonalidad y la objetividad puras. La dimensión subjetiva, utilitaria, interesada, hipotética de su discurso se pondría inmediatamente de manifiesto. El alcance supuestamente universal de su discurso, al igual que las pretensiones `científicas' con que se reviste, aparecerían en seguida como lo que son: un engaño. El productor de ideología debe, pues, guardar el secreto: es omnipresente, pero inaprehensible.
De este modo, el secreto mismo introduce una falsedad en el núcleo del discurso. No existe diálogo entre personas que intercambian libremente sus juicios y sus proyectos con voluntad de claridad. Uno de los interlocutores quiere permanecer en la sombra y quiere que el destinatario de su discurso ignore su identidad y sus intenciones. Todo discurso está, pues, desde un principio, marcado por la voluntad de engaño de la persona que lo emite.
El lenguaje, que debería ser el prototipo de la mediación entre personas, se convierte en el medio por excelencia de la posesión de los demás. Como el sujeto productor de discursos no dice nunca quién es realmente, todo lo que dice está tachado de disimulo y engaño. Sus palabras se transforman en instrumentos de agresión contra la inteligencia y la voluntad de los destinatarios de las mismas. Este discurso violenta a las personas que lo reciben, reduciéndolas a la condición de receptáculos pasivos de una verdad venida de fuera, de depositarios de un saber alienado, alienante y hasta esotérico. De un saber supuestamente científico, cuya revelación ha sido hecha a sus iniciados, según éstos creen, gracias a su competencia, de un saber que les procura las bases del papel mesiánico que les corresponde para abrir por fin a la sociedad humana el camino de la felicidad...
Pues ¿qué nuevos territorios quedan todavía por conquistar? Las nuevas fronteras del imperialismo ya no son físicas; coinciden con las de la humanidad entera. No basta decir que hay que alienar al hombre, o que hay que poseerlo en todas las dimensiones de su yo. Lo que hay que hacer emerger es un hombre nuevo, completamente purgado de sus creencias pasadas, de su moral sexual, familiar, social, de su creencia en el valor personal de cada hombre y de su creencia en Dios, sobre todo en un Dios que se revela en la historia con el fin de asociar al hombre a su designio de creación, de salvación y de amor.
Nos encontramos así, en el nuevo imperialismo, ante la tercera característica del totalitarismo. El nuevo imperialismo, como vimos antes, no emana de un Estado particular, sino de la clase internacional de los ricos y pudientes. En cambio, como ya hemos dicho, este nuevo imperialismo está desprovisto de un "duce" o "jefe", pues los que lo fomentan cuidan de no dejarse ver. En cuanto al tercer punto, sin embargo, vamos a ver que la nueva clase imperial vuelve a las fuentes de la tradición totalitaria clásica: divulga una ideología donde se encuentra, según ella, el fundamento de su `legitimidad'.

La ideología de la seguridad demográfica

La ideología en cuestión es la ideología de la seguridad demográfica 11. Según palabras de Marx, la ideología presenta siempre una imagen invertida de la realidad y procede siempre de una falsa conciencia. La ideología esconde siempre los intereses de sus autores. Los juicios que emite, y que constituyen la textura misma de la ideología, no pasan de ser hipotéticos. Y lo son incluso en dos sentidos: deben responder a una doble condición, que corresponde, a su vez, a la doble función que se espera de la ideología. Debe, por un lado, disimular ante los ojos de los autores de la ideología las verdaderas razones de su propio discurso. La ideología está aquí al servicio de la mala fe del ideólogo. Concretamente, la ideología de la seguridad demográfica es una intelectualización que disimula, ante los ojos de la misma clase imperialista, las verdaderas razones que motivan su conducta e inspiran su discurso. Por otro lado, esta ideología tiene por función el seducir a los que se invita -o fuerza- a adoptarla. Las mujeres que se hace abortar y los pobres a los que se esteriliza son `programados' para que hagan suyo el punto de vista que sobre ellos tienen los que desean su alienación.
De esta forma, la ideología de la seguridad demográfica significa el inicio de una doble perversión. Del lado de sus autores, engendra la doblez; son ellos las primeras víctimas de la racionalización que confeccionan. Y como le colocan a su construcción ideológica la etiqueta de la ciencia, se impiden el ir a buscar fuera de su propia construcción la luz que podría sacarles de la prisión espiritual que fabrican para otros, pero en la que ellos mismos se encierran. Del lado de los destinatarios, engendra el consentimiento a la propia sumisión y les confirma en su alienación.
Hasta el presente, nos encontramos ante la más peligrosa ideología imperialista totalitaria que ha conocido el mundo.

¿Una nueva humanidad?

Pero esto no es todo. La perversión esencial de esta ideología, de que son víctimas tanto sus autores como aquellos a los que va dirigida, es que procede por antífrasis: al mal le llama bien. Se niega la transgresión de la ley moral; la conciencia individual sólo puede referirse a sí misma o, más exactamente, a los intérpretes autorizados de la trascendencia social que le dicen lo que puede desear o debe querer.
Esta ideología sirve de fundamento a las instituciones políticas y jurídicas que le sirven .El derecho, por ejemplo, que debería, por definición, aplicar sus esfuerzos a la instauración de la justicia para todos, es objeto de una manipulación ideológica en provecho de la minoría dominante constituida por la internacional de la riqueza.
Mas si, como individuos, los miembros de la minoría dominante son generalmente inaprehensibles, no por ello es imposible hacerse una idea bastante clara sobre el espíritu que les anima. La identidad de esta nueva clase imperialista puede determinarse fácilmente remontando desde la ideología que produce y desde los destinatarios de la misma.
El discurso ideológico de la nueva clase imperialista tiene un contenido bastante burdo. Empieza afirmándose como principio el acontecimiento liberador de la muerte de Dios. Este principio es `liberador' se nos dice, porque Dios impide la autonomía del hombre y su felicidad. Así pues, Dios debe morir, e incluso hay que ayudarle a morir, para que el hombre pueda vivir y tomar por fin su destino entre sus solas manos. Cumplida esta condición, la nueva humanidad puede nacer, y de este parto deben ocuparse los iniciados.
En este nacimiento, el papel de algunos médicos `ilustrados' será determinante y, al mismo tiempo, contradictorio. A ellos corresponderá el denunciar las `creencias pasadas', `precientíficas', así como los `tabús' que acompañan a dichas creencias. Son ellos quienes definirán esta tarea, pero su misión se fundará sobre la afirmación e esos mismos postulados 12. Necesitan una ideología para `legitimar' su papel, pero son ellos los que definen el contenido de dicha ideología. Los tecnócratas médicos que regentan el nuevo imperio no se avergüenzan de semejante petición de principio. Pretenden que el objetivo que ha de procurarse a toda costa es la seguridad demográfica, pero es el imperativo de la seguridad demográfica el que se supone que funda la `legitimidad' de la tecnocracia.
Con el apoyo valeroso de los demógrafos, los tecnócratas se disponen a asistir a la humanidad en el parto del `sentido' de que su evolución es portadora. Están llamados a ejercer una nueva medicina: una medicina del cuerpo social más que del individuo 13. Una medicina que consiste en administrar la vida humana como se administra una materia prima; en constituir una nueva moral basada sobre el nuevo sentido de la vida; en penetrar en la política con el fin de engendrar una sociedad nueva; en derruir la concepción tradicional de la familia disociando, con una eficacia total, la dimensión amorosa y la dimensión procreadora de la sexualidad humana; en transferir a la sociedad la gestión de la vida humana, desde la concepción a la muerte; en proceder, con ello, a una selección rigurosa de los que serán autorizados a transmitir la vida: temas todos ellos que han sido dolorosamente experimentados en la historia, incluso reciente, pero que aquí se reactivan con energía y se integran en un cuadro lúgubre y mortífero.
Y en estos temas predominantemente neomaltusianos vienen a injertarse otros temas maltusianos clásicos. La felicidad de la sociedad humana -se nos dice- exige no sólo una selección cualitativa; requiere igualmente la determinación de unos límites cuantitativos. "Nosotros sabemos" que los recursos disponibles son limitados, y que una planificación realmente eficaz de la población mundial es condición indispensable para la supervivencia de la humanidad. "Nosotros sabemos" que esta necesidad es particularmente urgente en el Tercer mundo, donde puede observarse una trágica desproporción entre los recursos vitales y el crecimiento de la población.

Una nueva religión civil

La ideología imperialista pretende ser una ideología de oclusión de toda trascendencia que no sea la trascendencia social. El discurso en que se presenta es estrictamente hipotético, en el sentido que ha sido explicado más arriba: es el reflejo de la voluntad de los que lo emiten 14. Tiene una función utilitaria, pero no tiene valor de verdad. Es útil para los que lo emiten y se presenta como un lenguaje universal; pero es la imagen invertida de los intereses particulares de los ricos y de los poderosos. No tiene ningún valor de verdad porque, en su principio mismo, se refugia en el aislamiento: el pensamiento se elabora en recintos cerrados al mundo exterior. Es la expresión más reciente de la antigua tradición cientificista, con una formulación orientada en provecho de las ciencias biomédicas. Sólo los métodos de esas ciencias pueden proporcionarnos -se nos asegura- unos conocimientos ciertos, y sólo estas ciencias pueden aportar al hombre la respuesta a sus interrogantes más radicales.
Este discurso cientificista ignora toda posible búsqueda filosófica -y con mayor razón teológica- de la verdad del hombre, la sociedad y el mundo. En particular, queda excluido todo discurso sobre un ser trascendente extramundano. La idea misma de una referencia creadora común a todos los hombres es declarada a priori sin sentido: es inútil considerarla siquiera. De ahora en adelante, una vez reconocida la muerte del padre, la fraternidad deja de ser posible y no hay una participación en una existencia recibida de un mismo creador. Sólo existe la voluntad pura. La sociedad se declara trascendente: una nueva religión civil ha nacido, un nuevo ateísmo político, un nuevo reino, cuyas divinidades paganas llevan por nombre poder, eficacia, riqueza, posesión y saber. Los que son ricos, sabios y poderosos demuestran, gracias a su triunfo sobre los débiles, que están justificados para ejercer un papel mesiánico. En ellos se encuentra en efecto, tanto la medida de sí mismos como la de los demás.
Esta ideología mesiánica y herméticamente laica, así como la moral del amo que le es inherente, exige que sus autores reprogramen a los demás hombres. Hay que programarlos física y psicológicamente; hay que planificar su producción y su educación; para ello, habrá que utilizar el hedonismo latente, y contar con la búsqueda del placer. Pero al mismo tiempo, habrá que alienar a las parejas, quitándoles toda responsabilidad en su comportamiento sexual. En suma, los tecnócratas médicos, piezas maestras de las fuerzas imperialistas, deberán ejercer un control total sobre la calidad y la cantidad de seres humanos.
Este discurso ideológico, que tiene la virtud de eliminar el sentido de la responsabilidad y la capacidad de acción en las personas, ejerce además la misma influencia en el plano de la sociedad. Para el Tercer Mundo, en particular, estas ideas son totalmente desastrosas. Consisten en hacer creer que la pobreza es natural, que es una fatalidad estrictamente ligada a un exceso de crecimiento demográfico. Junto a esa consideración cuantitativa, se insinuará también, siguiendo a Galton (1822-1911), que la pobreza de los pobres es la mejor prueba posible de su mediocridad natural. No hay que dejarles, pues, llenar el mundo, tanto por su propio bien como por el bien general. El uno y el otro recomiendan que el número de pobres sea calculado en función de la utilidad que representen 15.
Porque según la ideología que estamos examinando, la utilidad es el criterio único que debe tenerse en cuenta a la hora de admitir la entrada de un ser humano a la existencia. ¿Produce o consume bienes? ¿Produce beneficios o placer? Si las respuestas son negativas, el nuevo ser es nocivo: es un enemigo. Y como nada garantiza siquiera que, de ser útil lo seguirá siendo siempre, el ser humano constituye así una amenaza permanente para la seguridad de sus semejantes.

El panimperialismo totalitario...

Finalmente, y lógicamente, la ideología de la seguridad demográfica tiene por fundamento y término el punto de referencia único de la muerte. La ejecución del niño por nacer camufla la violencia de nuestra sociedad, tanto más cuanto que la materialidad de esta ejecución se realiza de manera furtiva 16. El niño abortado es la víctima propiciatoria a la que se transfiere la violencia de nuestra sociedad. Es mi oponente, mi rival, es un obstáculo para mis intereses, para mi placer y para mi vida; es la causa de la pobreza, el obstáculo para el desarrollo. Va a desear lo que deseo, primero en el terreno del tener y luego en el terreno del ser. Va a surgir en la vida como mi doble: está de más; hay que suprimirlo.
Pero no se trata aquí de una violencia de menor cuantía, o de una violencia simbólica como las que aparecen en la historia de las civilizaciones y en la mitología. El niño muerto en el seno de su madre no es sacrificado: no se le hace sagrado para proteger la cohesión de la comunidad humana 17. Es ejecutado sin que la violencia sea expulsada de la sociedad humana. Pues una sociedad totalmente laica ha de desacralizarlo todo, incluida la vida, y desmitificarlo todo, incluida la víctima propiciatoria. El sufrimiento y la muerte constituyen, en efecto, el absoluto sin sentido que justifica la rebelión contra el Padre. Por lo tanto, el niño al que se mata significa la destrucción del Padre. Su ejecución no conjura la violencia; anuncia al contrario mucha más violencia. Salvo una fuerza mayor, nada puede ni debe limitar mi fuerza. Y lo que es más grave, una de las funciones de la ideología es la de disimular esa violencia ilimitada sustrayéndola al control de la razón.
Así pues, la legalización del aborto señala la inminencia del retorno de un delirio irracional, disimulado bajo el camuflaje engañoso de una ideología de autoprotección.
La ideología neoimperialista de la seguridad demográfica puede, pues, considerarse bastante cercana de la ideología nazi; es, en realidad, en más de un sentido, una extrapolación de la misma. Mientras que el nazismo se presentaba como una nacional-socialismo, en el neoimperialismo actual los métodos se han refinado. No se trata ya de un imperialismo predominantemente militar, como entre los romanos, o predominantemente económico, como en la Inglaterra victoriana, se trata de un imperialismo de naturaleza claramente totalitaria. Los ideólogos han hecho un esfuerzo notable para disimular mejor sus designios. El papel de la ideología se ha hecho más importante: la conquista y el dominio de los cuerpos pasa actualmente por el dominio de las inteligencias y de las voluntades, y viceversa. Estamos en presencia de un fenómeno nuevo: el panimperialismo, donde el control de las almas es tan importante como el de los cuerpos.

...y "metapolítico"

Y finalmente, como su inspiración directa es la forma más reciente del cientificismo, este panimperialismo es de naturaleza metapolítica: se esfuerza en hacer triunfar una nueva concepción de la vida humana en la que ésta sólo tiene sentido a la luz de la trascendencia social. El panimperialismo se caracteriza, en efecto y ante todo, por la concepción particular del hombre que está por encima del ámbito de lo político. En nombre de esa antropología, el nuevo imperialismo ocupa las estructuras que le son necesarias para su poder: políticas, científicas, económicas, informativas, jurídicas, militares, religiosas, etc. Todas estas estructuras transmiten el poder imperialista, como por hipóstasis, hasta los confines de la tierra.
El Estado totalitario clásico es todopoderoso dentro de sus fronteras, pero este poder está limitado por el poder de los demás Estados. Se encarna en un príncipe (o un gobierno) que puede identificarse, que es visible y, por lo tanto, alcanzable, expuesto a una posible agresión y, por lo tanto, destruible. Aquí, en cambio, la revolución parece imposible, pues el príncipe de este mundo se cuida bien de no desvelar su rostro (cfr. Juan y, 44). El imperio metapolítico aspira a una supremacía incondicional e incondicionada; no quiere conocer o reconocer ni iguales ni rivales.
Los medios de comunicación, que tienen una función de información, tienen también, en el marco de este proyecto totalizador, una función de ocultación indispensable. No se toleran los vaticinios de Casandra, a menos que se garantice que no serán tomados en serio. La información ha de ser tratada según los intereses de los que la producen y según los gustos de los que la consumen. La colonización de la opinión debe tener efectos tranquilizadores en los unos y angustiantes en los otros. Lo único que de verdad importa es la seguridad de los pudientes; los débiles no tienen precio: los ricos pueden, pues, disponer de ellos a su antojo y exiliarlos fuera de las fronteras de la humanidad. Los proyectos de la legalización del aborto no son, en suma, como hemos visto, más que la parte visible de un iceberg que oculta muchos peligros.
Nota: El Padre Michel Schooyans, PhD, PhLD, STD., es profesor de la Universidad de Lovaina.

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